El recién dimitido consejero delegado de Barclays, Bob Diamond, aseguró hoy en el Parlamento británico que hasta "este mes" no se enteró de que en Barclays se manipulaba el Libor, pese a reconocer que había dudas dentro del sector bancario sobre la fiabilidad de esa tasa.

En una declaración de tres horas ante la comisión del Tesoro de la Cámara de los Comunes británica, ante la que compareció hoy tras dimitir ayer de su cargo al frente del banco, Diamond insistió en que desconocía esas prácticas.

El banquero estadounidense dimitió en medio de presiones políticas después de que la entidad fuera multada con 290 millones de libras (360 millones de euros) el 27 de junio por manipular el Libor -tipo de interés interbancario fijado en Londres- y su equivalente europeo Euribor entre 2005 y 2009.

Diamond atribuyó hoy esa manipulación a un grupo de empleados "de conducta reprochable", a quienes "sin duda" habría que hacer rendir cuentas.

Aseguró que leer hace poco los mensajes del grupo de 14 empleados identificados en la trama, en los que se intercambiaban favores en relación con el Libor, le puso "físicamente enfermo".

Pese a que, según su versión, desconocía lo que sucedía en su banco, Diamond admitió que "nadie en el sector bancario puede afirmar que no había problemas en torno al Libor".

Durante su larga declaración, en la que se mostró a menudo impreciso, el exdirectivo de Barclays expresó su "amor" por el banco en el que entró a trabajar en 1996, si bien hasta 2010 no llegó a ser su máximo responsable.

Su insistencia en que desconocía los trapicheos de sus empleados suscitó incredulidad entre los diputados y el laborista John Mann le dijo que, si no era cómplice, fue "altamente incompetente".

En el centro de la polémica está una conversación telefónica mantenida por Diamond y el subgobernador del Banco de Inglaterra, Paul Tucker, el 29 de octubre de 2008, en la que el segundo le dice al banquero que miembros del Gobierno están preocupados porque Barclays aporta estimaciones muy altas para fijar la tasa interbancaria y sugiere que estas podrían ser más bajas.

En su comparecencia de hoy, Diamond negó que interpretara esa conversación como una "instrucción" del banco central o del Gobierno para manipular la tasa a la baja, sino que más bien creyó que era un aviso de Tucker sobre la percepción del Ejecutivo respecto a la fortaleza financiera de Barclays en plena crisis crediticia.

Diamond se preocupó porque pensó que, si el Gobierno creía que Barclays tenía problemas de capitalización -lo que se traduciría en estimaciones altas para el Libor-, ello podría conducir a la nacionalización del banco.