El jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, abogó ayer por cambiar la «visión» de lo que es un desempleado y afirmó que «una persona cuando está formándose está trabajando para un país, esto es lo que hemos descubierto de la crisis, que la formación y la innovación es fundamental». Y añadió que España, por sufrir la crisis como la ha sufrido, «será un buen laboratorio» para «generar nuevas ideas». Zapatero apostó en Oslo por reorientar las políticas de protección social a los desempleados hacia la formación para luchar contra el paro, y aseguró que España no caerá en «la peor crisis», que es, a su juicio, la del pesimismo y la resignación. El presidente español apenas citó la reforma laboral, y se centró en la «nueva mirada» que se necesita para pasar de las tradicionales políticas sociales a políticas que fomenten la capacitación de los trabajadores y estimulen a los emprendedores e innovadores.

La reacción no se hizo esperar. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, expresó su «asombro» por las declaraciones de Zapatero, porque suponen un «insulto» a los parados y le pidió que «no utilice a los parados como conejillos de indias».

El director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, calificó de «catastrófica» el mercado laboral mundial. Y en el caso de España lamentó el fuerte aumento del paro juvenil, que se ha duplicado hasta el 40%. «Si no se adoptan las políticas adecuadas, el coste económico y social será tremendo porque estamos hablando de una generación perdida», señaló.