La tasa de desempleo juvenil se situó en el 35,66%, más del doble de la tasa global, en el primer trimestre de 2009, cuando se superaron los cuatro millones de parados, el 17,36% de la población activa.

En total, 808.500 jóvenes entre 16 y 24 años están sin trabajo, según la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada ayer, 308.000 más que hace un año. Entre enero y marzo fue el grupo en el que más empleo se destruyó. La situación más acuciante se da en Canarias, con el 47% de ellos en la cola del paro, Extremadura (44,8%) y Andalucía (43%).

Los jóvenes son, a juicio de los expertos, los que encuentran mayores obstáculos en el mercado laboral. Cada día hay más candidatos y los empresarios demandan trabajadores algo más mayores, con más formación y experiencia, pero hasta los máster más valorados han dejado de ser garantía de empleo.

Las regulaciones de empleo, despidos y cierres de empresas han lanzado al mercado candidatos muy válidos, explica a EFE Encarnación Maroño, Directora de Organización, Selección y Calidad de Adecco.

"La inexperiencia y la juventud, que tienen sus puntos positivos para la empresas, deben competir con candidatos de treinta años, con una trayectoria de cuatro y seis años de experiencia, y eso hace que los más jóvenes se encuentren en condiciones desfavorables", añade esta directiva.

El ajuste laboral ha reducido la contratación temporal casi a la mitad desde el pasado verano, según Maroño. Las empresas han optimizado al máximo sus plantillas y buscan apoyo externo de forma muy puntual. "El trabajo temporal ha dejado de ser un proceso de selección de candidatos, una cantera para cuando necesite trabajadores".

En esta coyuntura, afirma, "los jóvenes son los que cuentan con menos posibilidades en cuanto a puestos estables y con proyección dentro de una compañía".

BUSCAR TRABAJO SEIS HORAS AL DIA

Lo sabe María C., en paro desde febrero y que acaba de terminar un MBA del Instituto Empresa, una de las más prestigiosas escuelas de negocio, dirigido a profesionales en activo, con experiencia y perfil académico sobresaliente.

Desde hace diez días pasa seis horas ante el ordenador, entregada a buscar empleo "activamente". Ha elaborado un listado de contactos entre amigos, familiares, ex-compañeros y empresas a las que envía su solicitud, una media de tres currículum diarios.

Esta licenciada en Administración y Dirección de Empresas y estudiante de Psicología por la UNED, trabajó tres años en una consultora multinacional, hasta que fue "invitada" a pactar una baja voluntaria a cambio de una alta indemnización.

En función de ese importe se ha dado un año de plazo, "el tiempo que puedo aguantar", dijo María a EFE, antes de rebajar sus expectativas laborales.

Con la caída de contrataciones, el MBA, por el que tiene que pagar un préstamo de 40.000 euros en los próximos cinco años, no asegura el empleo. "Un diez por ciento de los sesenta y cuatro que cursábamos el máster nos hemos quedado sin trabajo en los últimos meses", afirma, pero confía en que "cuando esto pase, seguirá siendo valorado por las empresas".

Un estudio de Randstad sobre el empleo de los jóvenes señala que sus puntos fuertes son su disposición a cambiar de ciudad o país por un empleo y el manejo de las nuevas tecnologías. Un 71% utiliza la Red para buscar y un 40% invierte más de tres horas al día en ello.

Sólo un 24% acude a los servicios públicos de empleo.

El colectivo de menores de 25 años constituyó el primer trimestre de 2009 un 30,5% de nuevas altas en el portal Infojobs.net. Casi un tercio con estudios superiores: Licenciados, ingenieros, diplomados o en posesión de un máster o postgrado. Sólo el 5% no tenía estudios.

SER MILEURISTA, PERFECTO PARA UN BECARIO

Temporalidad y bajos salarios son señas de identidad de los trabajadores más jóvenes. "Ser mileurista sería perfecto", asegura Federico G., madrileño, de 24 años, becario en una empresa de diseño de plantas de generación de energía eléctrica hasta el pasado febrero, en que terminó Ingeniería Técnica Industrial.

Tras más de un año en la empresa, y cuando iba a firmar un contrato como titulado, le comunicaron que el test psicotécnico le declaraba "no apto".

"Me tuve que ir" -dijo a EFE- aunque tenía el apoyo de su jefe inmediato. "Incluso, me ha firmado una carta con referencias para otras compañías". En las tres últimas semanas ha mantenido dos entrevistas, y espera respuesta.

No le importaría irse a otro país, pero de momento no contempla aceptar un trabajo por debajo de su cualificación.

"Espero no tener que hacerlo. Aunque, si no me sale nada, tendré que trabajar de lo que sea", reflexiona. De momento sus padres deben pagar una vivienda de protección oficial que le adjudicaron: "con el sueldo de becario iba mal, pero ahora es imposible".

TRABAJAR DE LO QUE SEA

Los jóvenes, señalan en Randstad, son conscientes de la situación del mercado, "así que están predispuestos a aceptar cualquier empleo, con tal de trabajar".

Pero hasta las ofertas tradicionalmente para estudiantes han dejado de serlo.

El 13 de abril, Adecco ofertaba 400 puestos para el control de entrada al recinto donde se celebrará en mayo el Open Madrid de Tenis. Ocho días después se habían presentado más de 1.600 personas, el doble que el pasado año, según datos facilitados a EFE por la empresa de Recursos Humanos. Se exigía disponibilidad total de horario, a siete euros brutos la hora.

Si otras veces han acudido mayoritariamente estudiantes, en esta ocasión ha habido gran afluencia de personas de más edad, incluso mayores de 45 años, que habitualmente no demandan estos puestos, y desempleados con estudios universitarios ya terminados.

No obstante, la directora de Organización y Selección de Adecco ve un horizonte abierto en la temporada de verano, históricamente buena época de contratos en hostelería, comercio o sustituciones de vacaciones.

Su recomendación a los candidatos: ver qué demanda el mercado, no cerrarse a una profesión concreta, y llegar preparados a una entrevista de trabajo, con argumentos sobre sus valores y lo que pueden aportar a la compañía.

Están "un poco despistados", pero son conscientes de que la situación económica no favorece que puedan elegir, añaden en Randstad.

Lo confirma Pilar, orientadora laboral en una oficina del INEM en Madrid, acostumbrada a tratar con jóvenes: "Repasamos el historial laboral y educativo, les enseñamos a elaborar el currículum, a moverse por los portales de empleo, unas pautas para las entrevistas y cursos de formación para ampliar sus objetivos. Hay chavales que no tienen ni el bachiller terminado y no saben ni en qué les gustaría emplearse".