Madrid.- La economía española creció el 3,8 por ciento en 2007, una décima menos que en 2006 debido al menor dinamismo de la demanda interna, y el 3,5 por ciento en el cuarto trimestre del año, según avanzó ayer el Banco de España. Y según la institución financiera la economía española tiene «suficientes resortes» para afrontar la previsible desaceleración de los próximos trimestres. De confirmarse la estimación del Banco de España, la economía española habría crecido el 4,1 por ciento en el primer trimestre del año, el 4 en el segundo, el 3,8 en el tercero y el 3,5 por ciento en el cuarto, porcentajes que permitirían cumplir la previsión oficial del Gobierno situada en el 3,8 por ciento para el conjunto del ejercicio. El Banco de España destaca el «notable» crecimiento de la economía española al final del pasado año, tras haber experimentado una «suave» desaceleración, de intensidad similar a la que se preveía al comienzo del año. La demanda interna habría crecido el 4,3 por ciento en 2007, cinco décimas menos que un año antes, mientras que la aportación negativa del sector exterior habría mejorado cinco décimas para restar 0,7 puntos al crecimiento del PIB. Asimismo, destaca que ha comenzado un proceso de desaceleración del crédito concedido a empresas y familias, por lo que augura una evolución «más sostenible» del endeudamiento del sector privado. Por su parte, el secretario de Estado de Economía, David Vegara, afirmó que la estimación de crecimiento del 3,8% de la economía española en 2007 confirma la desaceleración «pausada» de la economía española y está en línea con los datos que maneja el Gobierno.

El crecimiento de EE UU se desploma y la Reserva Federal baja los tipos al 3%

El Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos creció un 2,2 por ciento en 2007, lo que supone una ralentización de siete décimas respecto al dato de 2006, tras sufrir una fuerte desaceleración en el cuarto trimestre en el que creció un 0,6 por ciento, frente al 4,9 por ciento registrado en el tercer trimestre, según los datos preliminares publicados por el Departamento de Comercio. La fuerte desaceleración sufrida por la economía estadounidense en el cuarto trimestre refleja principalmente la caída en las inversiones de las empresas y el menor vigor de las exportaciones de EE UU, así como la bajada del consumo personal y el menor gasto por parte de las autoridades federales, que se vio parcialmente compensado por una disminución de las importaciones y el mantenimiento del gasto público por parte de las autoridades locales.

El consumo personal registró un crecimiento del 2 por ciento en el cuarto trimestre, lo que representa ocho décimas menos que en el trimestre anterior, mientras que la inversión en viviendas cayó a su mínimo de los últimos 26 años.

Conocido ese avance, la Reserva Federal de Estados Unidos decidió intervenir en la dirección que le pedían los mercados, con una nueva rebaja de los tipos de interés. los bajó en 0,5 puntos, hasta dejarlos en el 3 por ciento, como receta para rehabilitar el pulso de la economía estadounidense. El recorte se añade a otro de 0,75 puntos adoptado la semana pasada en una sesión extraordinaria del Comité del Mercado Abierto, el órgano del banco central que fija la política monetaria. En su declaración, la Reserva Federal (Fed) afirmó que los mercados financieros «siguen bajo una presión considerable y el crédito se ha reducido para algunas empresas y hogares». Además, señaló que los últimos datos apuntan a un agravamiento de la crisis inmobiliaria y un «debilitamiento» del mercado laboral. El Comité dijo que prevé que el alza de precios se moderará en los próximos trimestres, «pero será necesario continuar vigilando los datos de la inflación con cuidado», añadió.

La Fed aseveró también que la bajada de las tasas debería promover un crecimiento económico «moderado».