Con la experiencia de haber visto como su primer partido programado para 2022 se tuvo que aplazar debido a un brote en el vestuario de su rival y tras haber sufrido también en su plantel un par de casos de COVID-19 a la vuelta de las Navidades, el Zamora Enamora encara con incertidumbre el camino que le lleva a la decimocuarta jornada de campeonato en la Conferencia Oeste de LEB Plata. Capítulo en el que, si todo va bien, se enfrentará en el Ángel Nieto al Aquimisa Carbajosa de Salamanca, cita prevista inicialmente para el sábado pero que, probablemente, se dispute el domingo.

“Tanto Aquimisa Carbajosa como nosotros tuvimos varios positivos la semana pasada. Así que la disputa del partido depende, principalmente, de los resultados que arrojen los test previos al encuentro”, comentaba ayer un Saulo Hernández que apuntaba al domingo para la celebración del envite. “El rival detectó sus positivos el pasado viernes, teniendo en cuenta el periodo de cuarentena y de espera previo al partido, casi seguro que se juegue el domingo”, explica el técnico.

El entrenador del Zamora Enamora es partidario de jugar pues sabe que “la pandemia va a condicionar la competición” porque “no es lo mismo jugar regularmente cada semana que no hacerlo en un mes y, después, disputar seis encuentros en quince días”. Un posible futuro que, reconoce, “no es achacable a nadie, ni una queja o una excusa”, simplemente que “cuando todos pensábamos que habíamos dejado atrás el COVID, ha regresado con fuerza a todos los deportes y categorías”.

Pero, pese a que a Saulo Hernández le gustaría que el partido se llevara a cabo, es consciente de que la incertidumbre se mantendrá por un par de días más. “Creo que no saldremos de dudas hasta 48 horas antes del partido, cuando nos hagamos las pruebas obligatorias”, apuntó el entrenador, admitiendo que en el Zamora Enamora “se entrena pensando en que se disputará el encuentro”, aunque se haga algo difícil.

En cuanto a los temores por una nueva suspensión o la aparición en próximas semanas de un brote, tanto en su vestuario como en los de sus rivales, Hernández afirmó que tiene “dos grandes preocupaciones” al respecto: el aspecto físico y el azar dentro de la pandemia.

“Los equipos tendremos que manejar con cuidado este asunto porque, al final, los jugadores son personas y, tras ser positivos, hay que ver cómo vuelven a entrenar. La gente sufre secuelas y los habrá que padezcan más o menos problemas. Ese factor sí me preocupa”, afirma el técnico, añadiendo: “también está el número de jugadores que acaben afectados o las veces que haya contagios, o los tenga tu rival esa semana... todo ello puede afectar directamente a las plantillas y a la competición”.