En el deporte se puede ganar o perder. Ayer, tras muchos años de éxitos y de victorias, al MMT Seguros le tocó vivir la cara amarga del balonmano. Perdió pero, en esto también hay formas y formas de hacer las cosas, como en todo. Y ayer, en un Artaleku a reventar, los zamoranos cayeron con orgullo, dando la cara y luchando a brazo partido hasta que le duraron las fuerzas. Hasta que terminó ovacionado con gritos de "Zamora, Zamora" por los dos mil aficionados amarillos que llevaron en volandas a Bidasoa Irún hasta el 25-21 final de un partido con tensión y más igualdad de la que acabó reflejando el marcador.

Con la grada teñida de amarillo y cánticos a favor de Bidasoa Irún, el cuadro vasco tomó la delantera en el marcador. Una posición que mantuvo durante los primeros minutos gracias a su lanzamiento exterior con Martínez y Muiña afortunados en sus tiros. Aun así, el MMT Seguros estaba dispuesto a partirse la cara, como quedó claro con una buena acción de Carletes que dio lugar a la primera exclusión del partido y al empate firmado por Reyes (2-2). Y lo había avisado el capitán Jortos antes del partido. El equipo iba a salir en camilla si era necesario y el cuadro de Viriato cumplió su palabra.

La inferioridad numérica del cuadro vasco permitió a los zamoranos superar los minutos iniciales por delante en el marcador, con Molina asumiendo el mando de las operaciones ofensivas. Aunque la alegría duró lo que tardaron en estar de nuevo todos en pista y Muiña en soltar el brazo. (3-3, m. 7). La final se antojaba larga, a cara de perro.

La presión constante de la grada y la calidad del rival no achantó al MMT Seguros que siguió luchando por mantener el control. Aunque, una exclusión señalada a Carletes a los nueve minutos complicó el plan zamorano. Tanto fue así que, en los dos minutos que estuvo con un hombre menos, el cuadro de Viriato encajó un parcial de 2-0 que dio alas a los vascos cuya buena racha se alargó un par de goles más, hasta el 7-4 que obligó a García Valiente a pedir tiempo muerto sobre el ecuador de la primera mitad.

El receso no varió mucho el guion establecido. El cuadro fronterizo, a sacar jugo del hecho de jugar en casa y los "Guerreros de Viriato" a luchar. Pelear y pelear, contracorriente, exhaustos, pero pelear. Con una parada de Leo Maciel o un grandísimo gol en rectificado de Molina se resistían a caer ante un Bidasoa Irún cuyos dos mil aficionados llevaban en volandas. Ni la exclusión de Abalós aplacaba el ímpetu de un cuadro zamorano dispuesto a salir en camilla, sin fuerzas, pero con la intención de estar en la final el mayor tiempo posible. Sin dar concesiones, forzando al favorito a dar lo mejor de sí mismo (8-7, m. 19).

El esfuerzo acabó por pasar factura al MMT Seguros. Con la gasolina justa, el equipo se estrelló contra el muro vasco erigido en torno a un gran Dejanovic bajo palos y los anfitriones se distanciaron en el marcador hasta abrir una brecha considerable antes de la conclusión del primer acto (11-7, m. 24). Pero si hay un equipo al que no se puede dar nunca por muerto es al de García Valiente. Con un cambio en defensa los zamoranos pararon los pies en ataque a su rival en los minutos previos al descanso. Un acierto táctico secundado por las paradas de Maciel y que encontró continuidad en ataque. En la ofensiva tomó galones un fantástico Molina, empeñado en hacer de esta su fase, y a los valerosos Peli y Del Val.

Los extremos, jugándose agravar sus lesiones, defendieron y anotaron para poner el luminoso muy ajustado, con 12-11, y permitir seguir soñando al centenar de seguidores pistacho que se hacían notar entre la marea de cánticos vascos.

El resultado, de un solo gol de diferencia al descanso, hacía pensar que la final no se iba a resolver en los siguientes cinco minutos, ni en los siguientes diez? se acabaría hasta que las fuerzas fueran tan dispares que no hubiera manera de cambiar el sino del choque. Y así ocurrió.

Con energías renovadas y conscientes de tener que dejarse el alma sobre la pista para tener alguna opción en el "infierno amarillo", el MMT Seguros arrancó con garra y rozó el empate en dos acciones de Reyes tras la segunda exclusión del cañonero local Martínez. Un 12-12 que no pudo lograr tampoco Molina y que pudo ser decisivo. Pudo ser un gol clave tras varios minutos sin anotar por parte de ambos bloques, pero no se hizo realidad. Lo que sucedió fue que Dejanovic comenzó a ganarse el MVP de la fase de ascenso con sus paradas y Muiña convirtió en gol las ocasiones falladas por Molina y Jortos (13-11, m. 7).

Artaleku se volcaba con los suyos, habían dado un paso más hacia delante. Pero los "Guerreros de Viriato" estaban dispuestos a dejarse la piel. Lo dieron todo por remontar y, gracias a una clara exclusión forzada por Jortos, mantenían sus opciones. Incluso llegaron a lograr enmudecer el pabellón vasco con el empate a trece goles que ponía el ascenso a Liga Asobal como premio a una pelea de veinte minutos. Partido nuevo y tiempo muerto de Bidasoa Irún para encarar los minutos decisivos por estar en Liga Asobal.

Un tramo que se inició con el MMT Seguros sufriendo para buscar el gol que le pusiera por delante. Una tarea muy complicada dada la fuerza atrás de Bidasoa Irún. Solidez aún más efectiva con los dos minutos señalados sobre Jortos. Labor difícil pero no imposible, y más cuando el favorito no encontraba la manera de doblegar la garra zamorana, erigida sobre las paradas de un Leo Maciel inspirado bajo palos (15-14, m. 47).

La resistencia zamorana resultaba titánica. Artaleku la admiraba pero la temía y, por eso, subió la tensión con sus ánimos. Los cánticos calentaron el juego y dieron lugar a una nueva exclusión, esta vez de Reyes. Una inferioridad numérica Bidasoa Irún aprovechó para marcharse en el marcador con tres goles de sus extremos y encarar así la recta final con cierta tranquilidad ante un MMT Seguros agotado pero incapaz de bajar los brazos. Porque en el gen del cuadro de Viriato no existen los imposibles, no se puede dejar de soñar ni de ponerlo todo en la pista como demostraron Molina, un colosal Abalós o Peli y Del Val, cuyos tres meses de lesión pesaban pero no impedían (18-16, m. 50).

El MMT Seguros había hecho lo más difícil, llegar con opciones al tramo final. Más aún cuando se colocó a un solo gol en el marcador a falta de nueve minutos (19-18) y, por ello, fue a por el partido. Arriesgó. Fue valiente. Se vio justo de fuerzas y dio el todo por el todo. Y, entonces, Bidasoa Irún terminó por romper el partido.

El plantel zamorano puso en práctica una defensa más abierta y se fue a por el empate. Un movimiento que, sin embargo, otorgó a los rápidos jugadores vascos para volver a poner el partido a su favor con un 20-17 que obligó a García Valiente a pedir su último tiempo muerto a falta de ocho minutos para el final.

Los zamoranos, sin más combustible en el tanque, trataron de apelar a la épica que otras veces le dio buen resultado. Pero los dos mil seguidores irundarras y un gran rival, crecido y confiado, dejaron sin premio el esfuerzo del MMT Seguros. Un cuadro de Viriato al que le faltó gol en el tramo decisivo para seguir buscando las cosquillas del favorito hasta el bocinazo final.

No hubo forma y, con la enésima parada de Dejanovic a dos minutos del final y el 23-19 anotado por Didac Villar, Bidasoa Irún daba carpetazo a la gran final. Poco importó lo que ocurrió después en la pista. Los goles de unos o las paradas de otros.

El partido ya no estaba en la pista, estaba en la grada, con una descomunal fiesta de los locales, celebrando su ascenso como lo hizo hace dos años el Balonmano Zamora. Como puede que lo haga en un futuro porque, pase lo que pase, quien sabe perder como lo hizo ayer el MMT Seguros, se acerca más a la victoria.

Así quiso hacérselo saber Artaleku al desconsolado Camino, al triste Iñaki y al resto de la expedición zamorana a la que despidió con una ovación cerrada con un mensaje encerrado tras sus aplausos: "Hoy toco perder por 25-21 pero os esperamos en la élite el año que viene". Desde luego, por los "Guerreros de Viriato", no será. Porque desde hoy, ya tienen la mente puesta en volver a luchar hasta el final por cumplir su sueño.