El MMT Seguros perdió ayer su tren para el ascenso directo pero lo hizo como lo hacen los grandes. A pesar de las bajas, numerosas e importantes, el Balonmano Zamora no perdió nunca la cara al encuentro e incluso cuando se vio seis abajo tiró de casta y galones para estar cerca de dar el campanazo frente al Atlético Valladolid en un brillante "arreón" final donde la emoción brilló más que nunca. Tras una primera parte igualada, la brecha para los visitantes se abrió al inicio del segundo tiempo, pero los Guerreros de Viriato supieron bregar y trabajar hasta el último instante para rozar un triunfo que se les escapó (22-24), aunque ese hecho no resta méritos a los de Edu García Valiente.

A la primera parte no le faltó detalle, y la intensidad fue la nota predominante entre dos equipos candidatos al ascenso directo a Asobal. A pesar de las numerosas e importantes bajas el MMT Seguros demostró desde el primer segundo que no estaba dispuesto a regalar absolutamente nada ante un pabellón entregado. La fortaleza en defensa y un Leo Maciel que volvió a estar sublime bajo los palos marcaron treinta minutos tensos e igualados, aunque todo quedó por decidir para la segunda mitad. Fue Octavio el primero en mostrar la mordiente del Balonmano Zamora, seguido de Guille, para lograr la máxima renta zamorana en el primer tiempo (3-1, min. 4). A partir de ahí el Atlético Valladolid sacó a relucir sus armas con un juego rápido y un ritmo trepidante que les permitió un parcial de 0-3. Con el avance del cronómetro el derbi regional se fue volviendo cada vez más loco aunque las ventajas nunca volvieron a superar el gol de diferencia. Los fallos de cara a portería eran también una realidad que quedaba patente en un tanteo excesivamente corto, pero el trabajo defensivo brillaba más que nunca, y permitía mantener vivo un enfrentamiento que no defraudaba. La única nota negativa es que no se pudo sacar todo el fruto a las dos exclusiones que sufrieron los visitantes que pudieron disfrutar de una renta mínima a la llegada al descanso (9-10). Con la misma tensión que acabó el "primer asalto" se reinició un encuentro que podía decidirse por detalles y por el aguante físico de unos pistacho que se estaba dejando la piel sobre la cancha. La premisa era evitar que los vallisoletanos impusieran su juego y se sintieran cómodos y es que si se bajaba la guardia se podía pagar caro.

La prueba más clara se sufrió nada más volver a pista con un parcial de 1-4, y tres goles prácticamente consecutivos de los visitantes, que permitieron a los pucelanos encauzar su partido. Viendo que se les iba Edu García Valiente pidió tiempo muerto para reconducir la situación pero el Atlético Valladolid ya estaba lanzado (10-15). Poco a poco los rivales fueron cocinando su triunfo aunque, eso sí, sin poder evitar los toques de calidad que el MMT Seguros dejó ante los suyos para despertar los aplausos de unos aficionados que no dejaron de confiar. Rozando el pasivo en más que una ocasión, el Valladolid siguió dominando el electrónico con rentas que llegaron a ser de 6 arriba (14-20, min. 47).

Faltaban diez minutos y el Balonmano Zamora tiró de orgullo, redujo diferencias y jamás se salió del encuentro a pesar de las dificultades en las que le puso el Atlético Valladolid. Bajo gritos de "sí se puede" en el BM Zamora tiraron de casta y pusieron el partido en 22-23 en un final de verdadero infarto. A falta de minuto y medio Nacho González pidió tiempo muerto y tras un ataque fallido, el Valladolid recuperó la posesión tras cortar una contra local para poner el definitivo 22-24 que no resta mérito al trabajo realizado por los zamoranos.

La nota más negativa del encuentro fue la lesión de Octavio en los últimos compases, aunque serán las pruebas médicas las que dictaminen si se trata de algo serio o se queda en un golpe en la zona superior del tobillo.

Entre aplausos la afición despidió a los suyos que, aunque dicen adiós a la posibilidad del ascenso directo, recibieron el cariño de sus seguidores por todo el esfuerzo desplegado.