Con su tercera victoria consecutiva, el Balonmano Zamora no solo consiguió afianzarse en los puestos punteros de la clasificación y se rafiticó como uno de los teóricos aspirantes a pelear por el ascenso. También dejó claro que el conjunto de esta temporada, pese a seguir siendo el proyecto liderado por García Valiente desde hace años, ha iniciado una nueva y diferente etapa sobre la pista.

Tras llegar a la élite y descender de nuevo a Plata se intuía un cambio en la identidad del cuadro pistacho. Una transformación que llega, en parte, como consecuencia de lo aprendido en la élite.

El ataque del cuadro de Viriato" ha llegado a su madurez. Ha ido progresivamente decantándose por una versión más posicional que por los contragolpes o las veloces elaboraciones en segunda oleada. Se está convirtiendo en un ataque estudiado, que busca gozar de variantes sin renunciar a poder fulminar a la contra a su rival. Un proceso aún en marcha y al que el bloque todavía tiene que acostumbrarse.

Basándose en la misma circulación rápida de siempre, el MMT Seguros Balonmano Zamora intenta sacar el máximo partido a la calidad de su primera línea y sus extremos, aunque le está costando. Principalmente porque, en las últimas temporadas, Esteban Salinas era el centro de la ofensiva pistacho. Y ahora el pivote, uno de sus máximos goleadores, ya no está y toca buscar alternativas. Como a las marchas de Juárez o del trascendental Miranda. Pero al MMT Seguros no solo le pesan las bajas sufridas, también se nota que le influyen las incorporaciones que ha realizado. En este caso, positivamente.

El fichaje de Leo Maciel es uno de los casos más destacados. El meta ha mostrado en liga que puede ser un jugador determinante y, con sus paradas, ha hecho que el equipo no acuse en la tabla los errores que está teniendo en su evolución. Suerte en la que también ha influido Marc Abalós. El pivote ha dotado a la zaga del Balonmano Zamora de mayor solidez con su envergadura y su peso. Ambos lideran a un plantel aún más infatigable en defensa de lo habitual, hasta el punto de haber encajado solo 59 goles en contra (menos de 20 por encuentro).

Ahora, al Balonmano Zamora solo resta que ese claro paso hacia delante que ha dado en defensa cuente con correspondencia de cara a buscar la portería rival. Una labor en la que Molina o Del Val tendrán mucho peso específico. Por el momento, sus incorporaciones dan minutos de respiro a sus compañeros y, se espera que pronto, su calidad aporte variedad ofensiva. Un arma que, calibrada, acabaría por definir al nuevo Balonmano Zamora. Un equipo basado en el esfuerzo y el colectivo, como siempre, pero que cuente con solidez y regularidad entre los principales rasgos de su personalidad. La identidad de un equipo más maduro, completo y experto. Un "yo" que debe terminar de encontrar y no perder.