El Zamora Enamora consiguió la victoria ante el Alarcos que le permite mantenerse vivo hasta la última jornada (38-32) en la que estará obligado a ganar de nuevo y que Alicante pierda. Fue un partido en el que Alarcos demostró por qué está ya descendido y en el que los zamoranos demostraron que quieren ganarse la permanencia.
No salieron demasiado concentrados los zamoranos a la cancha de un abarrotado Ángel Nieto y Alarcos lo aprovechó escapándose muy pronto a un 2-5 muy preocupante porque, además, el portero visitante se mostraba muy acertado deteniendo todos los balones que le llegaban.
Pero pronto comenzó a funcionar la defensa pistacho, lo que le permitía a los de Fran González salir con una facilidad pasmosa al contragolpe, lo que provocó un primer tiempo muerto del equipo manchego con 11-10 tras una brillante remontada zamorana.
Alarcos no reaccionó y el Zamora Enamora siguió robando balones en defensa, a lo que se sumaba el acierto de David Mach en la portería y el marcador se iba a un 15-11 que puso en pie a la afición local.
A los visitantes les costaba un mundo culminar cada ataque y la sombra del pasivo todavía les condicionaba más. Con 15-12 quiso reaccionar el Alarcos y acercarse en el marcador pero Mach volvía a detener el balón en un cara a cara con el manchego Agorreta.
Fran González decidió en el minuto 24 pedir un tiempo muerto para oxigenar a sus jugadores que estaban realizando un descomunal derroche físico. El partido era de guante blanco y prácticamente no se producían sanciones disciplinarias, un ambiente en el que el Zamora Enamora se encontraba muy a gusto y volvía a distanciarse a cuatro goles (27´).
Alarcos jugaba sin presión y se notaba bastante en una cierta desidia defensiva y en la escasa velocidad que imprimía a la circulación del balón. Y el partido se iba al descanso con un 20-16 que colmaba las aspiraciones del equipo zamorano.
La defensa zamorana siguió funcionando tras el descanso y obligó a llegar casi al pasivo en un par de ocasiones a los manchegos.
Pero Alarcos no estaba dispuesto a regalarle el oxígeno al Zamora Enamora que veía cómo su rival respondía con eficacia, aunque se mantenían los cuatro goles de diferencia (22-18).
Pancho lideraba a los pistachos en la lucha por no dejar meter en el partido al Alarcos que poco a poco iba mejorando en defensa e imponiendo su físico en casi todos los lances.
Jaime González ponía el 24-20 en el minuto 36 que daba tranquilidad a los de Fran González que seguían obligando a su rival a realizar largas elaboraciones para marcar cada gol. Los zamoranos jugaban sin portero tras la expulsión de Etayo y mantenían los cuatro tantos de ventaja, a lo que contribuía Víctor Doval con una gran parada que permitió al Zamora Enamora poner en el marcador en 26-21 con un gol a la contra de Cubillas.
El milagro de la permanencia comenzaba a ser posible porque el Alicante perdía en Alcobendas, porque Cubillas volvía a correr para firmar el 27-22.
Dos tantos más firmaba Cubillas y los pistachos comenzaron a acostumbrarse a los cinco goles de diferencia a su favor. Doval seguía infranqueable y Alarcos volvía a solicitar un tiempo muerto para buscar una solución a su delicada situación.
Los manchegos tan sólo encontraban a Cadelo como solución en ataque, mientras Zamora Enamora mantenía un buen ataque estático con muy buena dirección de Pancho Viella que buscaba con acierto a Illesca en el pivote.
No podían con Viella los manchegos que defendía en 6-o y veían cómo el argentino firmaba un brillante 30-24 en el minuto 47. Todo parecía resuelto con el 32-25 que firmaba Jaime González.
Fran González utilizó su segundo tiempo muerto para dar las últimas instrucciones a sus hombres y permitirles recuperar fuerzas porque todavía restaban diez minutos por delante (32-26) aunque muy mal tenían que ponerse las cosas para que los pistachos no ganasen este trascendental encuentro.
Ya nadie dudaba de la victoria zamorana tras un nuevo gol de Viella, pero Alicante estaba ya empatando en su partido. Alarcos, sin embargo, se negaba a tirar la toalla y se acercó a 34-30, un resultado que cualquiera firmaría a esa altura del partido, pero que resultaba preocuante.
Afortunadamente, los zamoranos no bajaron la intensidad defensiva y el partido entró en los tres últimos minutos con 36-30 que volvió a dar tranquilidad al Ángel Nieto que miraba de reojo a los móviles donde Alicante seguía perdiendo a falta de seis minutos pero por un solo gol de desventaja.