Pelota

Pelota a mano

Oscar Núñez es ya uno de los últimos fabricantes de pelotas que realizan todo el proceso de forma artesanal

El artesano nacido en el barrio de La Horta muy cerca del frontón San Atilano donde nació su afición por este deporte ancestral. | LOZ

El artesano nacido en el barrio de La Horta muy cerca del frontón San Atilano donde nació su afición por este deporte ancestral. | LOZ / Manuel López-Sueiras

Manuel López-Sueiras

Manuel López-Sueiras

“Todo comenzó por mi curiosidad de cómo estaba hecha una pelota por dentro y empecé a investigar. En este mundillo, nadie te cuenta cómo se hace realmente una pelota y me busqué la vida investigando por internet, intenté hablar con los grandes peloteros que hay hoy en día, pero nadie te cuenta. Ha sido a base de investigar y de probar cosas”. De esta forma explica Óscar Núñez Domínguez cómo se inició en este apasionante oficio de fabricar de forma totalmente artesanal las pelotas para jugar en el frontón, tanto en la modalidad de mano como en las de herramienta.

El pelotero zamorano con sus herramientas. | LOZ

El pelotero zamorano con sus herramientas. | LOZ / Manuel López-Sueiras

Se ha convertido en uno de los escasos mantenedores de este deporte ancestral en nuestra provincia en la que ya escasean incluso los jugadores.

Y en esta faceta de la conservación de un oficios cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos, los principales fabricantes españoles han alcanzado ya un alto grado de mecanización, por lo que este pelotari zamorano es ya prácticamente el único que mantiene la tradición artesanal que ha aprendido de forma totalmente autodidacta y sin tener ningún antecedente familiar que le hubiera servido de base para el aprendizaje. Eufrasio Manzano fue el último pelotero zamorano que sí le dio buenos consejos a Óscar: “Lo importante de una buena pelota es el sonido. Tu puedes hacer una buena pelota que bote más o menos, pero lo importante es sacarle el sonido adecuado”.

Ha conseguido fabricar diferentes tipos de pelotas: unas más blandas que se utilizan para calentar o para aprender, y otras para niños, que llevan un núcleo de plástico en vez del macizo de las de competición. “El bote de una pelota depende de la cantidad de latex que le metas en el núcleo recubriendo el bolo macizo. Con el tiempo, se va secando y se pone más duro y le da el sonido característico -parecido a un estallido- . Si no tuviera sonido el núcleo, la pelota no valdría. Tiene que llevar el núcleo duro recubierto de otro material, como en tiempos eran las cubiertas de las bicicletas”, explica Núñez.

El proceso comienza pues recubriendo el bolo macizo central con latex para a continuación iniciar la parte recubierta de lana que tiene que ser totalmente pura, normalmente, de oveja merina porque la lana normal pesa más que la acrílica, con lo que contribuye a darle consistencia a la pelota. La lana hay que mojarla para que se acomple mejor a medida que se va formando el ovillo y apretándolo. La siguiente capa es de hilo de algodón hasta alcanzar el tamaño elegido para la pelota. Esta última capa se hilvana a su vez para que no se mueva esta capa sobre la anterior. El último proceso es el de cosido del cuero que será la superficie exterior de la pelota. Se trata de piel de cabra que todavía se puede encontrar en algún establecimiento zamorano: “Busco el tipo de piel de cabra más elástica posible -explica-. En tiempos se utilizaba piel de perro porque era la más elástica. Y luego la piel más blanda es la que utilizo para las pelotas de iniciación, las de los niños”. La piel se recorta en dos piezas con forma de ocho que encajan alrededor de la pelota y que se cosen entre si con hilo encerado que utilizan también los zapateros.

Las pelotas que más fabrica este artesano y pelotari zamorano son las de herramienta que tan sólo duran unos tres partidos aunque se pueden reparar, pero también elabora las de mano. El peso de cada pelota está reglamentado por la Federación Española. El núcleo pesa unos 22 gramos y en total no pueden pasar de 36 gramos. Las de cesta punta son mucho más grandes y llevan dos cueros, cosido uno encima del otro. Las de mano de mayores no pueden pasar de 106 gramos: “Dos gramos arriba o dos abajo se nota muchísimo luego al jugar. Los niños juegan con 50-55 gramos, y el resto depende de la categoría. Una pelota de 106 gramos tienes que tener mucha pegada para poderla mover, pero las que se utilizan aquí en Zamora, con 102-103 es suficiente”. En cuanto al diámetro, las pelotas de mayores tienen entre 60 y 62 milímetros de diámetro, y el resto baja el tamaño.

En Castilla y León tan sólo queda otro artesano, el salmantino Sebas, que también juega a mano, y el resto ya está en el País Vasco, y los principales fabricantes ya han mecanizado mucho este oficio y prácticamente se dedican de forma manual solo a coser el cuero.

Oscar vende pelotas en varias zonas de España a través de contactos aunque principalmente en la provincia de Zamora y en Segovia, las de herramienta que también las repara porque “una pelota vale unos 18 euros y en tres partidos ya se deteriora el cuero. Las de mano duran más aunque depende de la superficie del suelo del frontón, y a partir de 25 euros las puedes encontrar; hasta las oficiales de los profesionales que pueden llegar a 50 euros. No son nada baratas”.

El proceso de fabricación en su fase inicial puede llevar unas dos horas o tres pero el cuero hay que mojarlo para coserlo, y dejarlo secar unos 15 días: “No puedes jugar directamente con ellas ya que hay que sobarlas porque están muy duras, a base de botarlas durante mucho tiempo, hasta 1.500 botes, aunque ya hay máquinas que hacen este proceso".

Óscar Núñez juega a mano y, desde la pandemia, a herramienta también, y su afición por la pelota no viene de familia, sino de la proximidad a su domicilio del frontón San Atilano que frecuenta desde niño junto a su hermano: “He vivido toda la vida en la plaza de Santa Lucía y mis abuelos, aquí detrás del frontón. Salíamos del colegio y veníamos para el frontón”, recuerda.

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