Emilio Merchán ha sido, con permiso de todos los medallistas y resto de participantes, el gran protagonista del Campeonato de España de Maratón que se ha celebrado de viernes a domingo en la capital zamorana.

El anuncio de su retirada el día de la presentación del campeonato hizo que todas las miradas se centraran en él, y este domingo dijo adiós compitiendo y dando la cara en el K-2 Sénior donde hasta los últimos kilómetros luchó por la medalla de bronce.

Al final, fue sexto de España con Luis Álvarez, pero diana de todos los aplausos de un público entregado que quiso agradecerle lo que ha hecho por el deporte durante todos estos años en los que ha llevado el nombre de Zamora a lo más alto del panorama nacional e internacional, y eso ya nadie puede robárselo. Nada más cruzar la meta, él también quiso devolver los aplausos a todos aquellos que desde la orilla le acompañaban. Fiel a su estilo, y junto a su compañero en esta última batalla, siguió remando hacia el club donde desembarcó antes de regresar a la zona de competición.

Allí le esperaban miembros de su familia, amigos y compañeros con los que compartió los primeros momentos tras un Nacional que nunca olvidará, aunque no haya subido al podio. Abrazos, felicitaciones y enhorabuenas para un Merchán que, por fin, estaba satisfecho con lo realizado. “Hemos luchado y hemos intentado que la gente disfrutara viéndonos”, comentaba el piragüista que sí se sinceraba al afirmar que esta última carrera le había permitido quitarse el mal sabor de boca de las dos primeras jornadas. “Aunque sé lo que me dice todo el mundo, que esté tranquilo y que no tengo nada que demostrar, para mí no estaba bien porque sé lo que tenía dentro y hay veces que no te sientes en tu sitio, y era una situación incómoda. Hoy (por ayer), he peleado, he disfrutado. El puesto es el que es, somos sextos de España, pero la imagen ha sido otra”.

"Algunos, con mejor intención que otros, pensarán que soy un viejo y es verdad que tengo 46 años, pero todavía podía pelear”

Además, él mismo afirmaba que con esta competición pudo desquitarse y sonrojar a quienes pensaba que ya no estaba para competir. “Algunos, con mejor intención que otros, pensarán que soy un viejo y es verdad que tengo 46 años, pero todavía podía pelear”, tal y como demostró en el agua, dejando claro que la presión no le pasó factura, sino que para él era un halago que muchos pensasen que podía ser candidato al podio.

Ahora empieza una nueva etapa en la que, tal y como avanzó, se le verá en el agua, en pruebas puntuales, pero de otro modo.