El rugby ha estado muy presente en Zamora en los últimos tiempos. La fallida (por la pandemia sanitaria) final de la Copa del Rey que iba desarrollarse en el Ruta de la Plata y el sí celebrado “Partido de las Estrellas” entre un combinado de estrellas Iberdrola y la Selección Española han acercado este deporte a los aficionados y ha permitido saber más de un mundo que para muchos era desconocido.

Sin embargo, hay personas que viven desde hace años conociendo y amando el rugby, como es el caso de Miguel González de Luis, un joven nacido en Sevilla, pero muy unido a la capital del Duero gracias a su madre, vecina de San Lázaro, y también al hecho de tener en la ciudad románica muchos amigos y familiares a los que visita con frecuencia.

Fue hace aproximadamente 12 años cuando Miguel González se adentró en el mundo del rugby, y desde entonces no ha parado de estrechar lazos con este deporte, también en el plano personal. Todo arrancó en la universidad cuando comenzó a jugar y llegó hasta Segunda División, pero las lesiones le llevaron a disfrutar desde otro punto de vista: el de entrenador y árbitro, facetas que también defiende y valora. Fue en Zamora, donde residió un tiempo, donde tuvo sus primeras oportunidades dentro de la Federación de Castilla y León donde entrenó a la selección Sub-16 masculina y también a la Absoluta Femenina Seven. Durante meses compatibilizó ambas, aunque terminó renunciando al regresar a Andalucía donde asumió nuevos retos que compagina con su profesión de ingeniero.

"Es algo que engancha por el ambiente que hay y las amistades”

Ahora acumula el puesto de entrenador en su club, el Ciencias, es árbitro asistente en División de Honor y miembro de la Academia Nacional de Sevilla, subsede de la Territorial andaluza que también deposita en él la confianza de llevar varias de sus selecciones de formación. “No tengo fines de semana libres, pero es algo que engancha por el ambiente que hay y las amistades”. Tanto es así que el objetivo es poder dedicarse “full-time” aunque sabedor que es algo complicado, y más en Zamora donde tiene esperanza de residir en un futuro.

Miguel González asegura que el rugby no es ese deporte que muchos han llegado a calificar de violento, sino que respeta y fomenta valores de unión y compañerismo, poniendo en valor, además que hasta los 16 años los equipos son mixtos, algo que no es lo común en el mundo del deporte donde en edades mucho más tempranas separan en equipos masculinos como femeninos, pero que ayuda a la igualdad.

Con todo, este sevillano con sangre zamorana confía en poder cumplir sus sueños y dedicarse a su pasión, el rugby y hacerlo desde la capital del Duero.