La Opinión de Zamora

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Rugby
Carlos Martínez Expresidente del Zamora Rugby Club

Carlos Martínez, presidente del Zamora Rugby Club: “Estaba agotado mentalmente, ya no podía más”

“Creo que el club queda en una muy buena posición para gente nueva, con ideas y más ganas”

Carlos Martínez, ya expresidente del Zamora Rugby Club. | J. L. F.

Carlos Martínez estaba sonriente tras la celebración del “Partido de las Estrellas” que hizo de Zamora la capital del rugby en España por un fin de semana. Todo eran alabanzas para él y el Zamora Rugby Club por su labor como anfitriones de tan elevada cita pero, ese instante de felicidad terminó por no compensar el tremendo estrés que supuso al presidente del “Quince del Carnero” organizar el evento.

Esa presión por rozar la perfección en un encuentro a nivel nacional, con el país mirando a Zamora por televisión, supuso el golpe definitivo al liderazgo de un agotado Martínez que, impulsado también por un error en el presupuesto de su última gran iniciativa al frente del club, presentó su dimisión irrevocable tras cinco años al frente de los carneros.

–¿Cuál es la principal razón de su dimisión?

–El motivo de mayor peso es el cansancio mental. Han sido cinco años duros, especialmente tras lo ocurrido con la final de la Copa del Rey, que me lastró mucho. Anímicamente me hizo gran daño, fue demasiado agotador para no acabar celebrándose. Tras hacer los primeros cuatro años al frente del club busqué fuerzas para intentar completar otros cuatro más pero, después del partido de la selección, me he dado cuenta de que necesito tiempo para mí. Necesito estar de vacaciones y pensar en vacaciones, no estar pensando en rugby.

–¿Ha acabado agotado?

–Sí. En este último año he tratado de dar un impulso al club, porque creo que se ha llegado lejos. A nivel mediático hemos crecido un montón pero, ahora mismo, no puedo dedicarle tanta vida al rugby. No es que no haya gente ayudándome, que la hay, pero he dedicado demasiadas horas y en las tres semanas previas al partido no he hecho otra cosa. Y eso, pasa factura.

–¿Y abandona el rugby por completo?

–No. He notado que ese cansancio ha provocado que haga las cosas con más desgana y, siendo presidente, eso indica que es momento de dar un paso a un lado y dejar que entre gente nueva, con nuevas ideas y ganas. Personas como las que hay en la directiva, que tengan ganas de tirar para adelante y a las que intentaré ayudar pero sin ser la cabeza visible, porque como presidente eres la punta de lanza para todo y el nexo de unión con todo el mundo. Resulta agotador.

–¿Es tan exigente la responsabilidad del presidente ahora mismo? No es el primero que renuncia al cargo, recientemente.

–Creo que es un puesto que se puede compatibilizar con tu vida y con tu ocio pero sí, lo es. Supone un volumen de trabajo muy grande, incluso para un club de regional como el Zamora Rugby Club. Te metes en tantas cosas, tratas de sacar adelante tantas iniciativas que, al final, se hace difícil controlar todo. Especialmente con un grupo pequeño de trabajo. Yo no sé cuantos años llevaba Quintana en el cargo, por ejemplo, pero entiendo que tenía un equipo de trabajo muy fuerte para estar tanto tiempo. Yo no he podido evitar que mi cabeza hiciera “plof” y decidiera que ya es momento de pensar un poco en mí.

–A pesar de ser agotador, su último trabajo al frente habrá sido reconfortante. La iniciativa tiene que haberle dejado buen sabor de boca o ¿me equivoco?

–No. Preparar un evento como este en apenas tres semanas ha sido una locura. Una auténtica locura de llamadas, mensajes y reuniones con hoteles, patrocinadores o entrenadores, pero es cierto que todo salió muy bien. Todo salió a pedir de boca, el campo lució estupendo y se pudo llevar a Zamora durante hora y media a Teledeporte, pudiendo incluso escuchar el himno de España tocado con dulzaina, que es algo muy chulo.

–¿El reconocimiento de esa labor no le invitó a continuar?

–Es cierto que todo el mundo nos felicitó. Del Ayuntamiento, al técnico de deportes, los patrocinadores o la Federación. Todos acabaron muy contentos con la organización y me marcho contento por ello, pero ha supuesto mucho para mí y ha sido la “puntilla” a mi mandato. He terminado exhausto y no podía más.

–Además, ha admitido que cometió un error en el presupuesto. Supongo que eso también ha influido en su decisión.

–Cuando quisimos organizar la Copa del Rey, se nos exigía traer a los chicos a un hotel de cuatro estrellas. Para el “Partido de las Estrellas”, el requisito era poner un alojamiento pero, desde el club, todos pensamos que si los chicos iban a cuatro estrellas, las chicas también. No puedes tratar a las campeonas de Europa de manera distinta, y no es por desmerecer a la residencia de Doña Urraca, pero todos tienen que estar al mismo nivel. Y ahí cometí un error soberano que hizo que el presupuesto se nos fuera de las manos, llevando al Zamora Rugby Club a pagar de su bolsillo la mitad del coste del encuentro. Es el otro gran motivo de mi marcha, he decidido tomar la salida honrosa y dimitir directamente, nadie tendrá que pedirme cuentas, asumo la responsabilidad.

–¿Puede el club asumir ese error? ¿Cómo ve el futuro del Zamora Rugby Club tras el partido?

–La decisión de traer ese partido fue para darle al club un gran empujón en el crecimiento en su número de fichas. Entendíamos que, al pasar por los colegios, la escuela se verá fortalecida y si el año que viene en lugar de 40 niños hay 100 o 150, el objetivo estará más que cumplido. Habremos crecido a nivel deportivo, social y habremos gozado de varios días de alta repercusión. Creo que, en ese sentido, el club queda en una posición buena; y, en el económico, no habrá ningún problema para continuar, en absoluto.

–¿Y el presente más inmediato de la entidad? ¿Es bueno?

–Sin duda. Hay mucha gente trabajando alrededor del club, ayudando en todos los eventos, no solo en lo deportivo. Es increíble lo que, por ejemplo, se movió ese fin de semana para contar con casi 200 niños jugando en Zamora el sábado. Incluso cuando nos robaron el material, el equipo trabajó unido y se movió muy bien. Eso hace que haya presente para el club.

–¿Qué balance hace de sus cinco años al frente del club?

–Me voy sabiendo que no he hecho cosas ni mejores ni peores que otros dirigentes, solo diferentes. Para que yo estuviera ahí, otro tuvo que pasar por ahí y “pringar”; y antes que eso, otro. Somos eslabones de una misma cadena y todos tratamos de que el club avance. Quiero pensar que contribuí a ello.

–¿Qué lamenta de su mandato al frente del club?

–Me voy con el mal sabor de boca de que, en estos cinco años, el objetivo principal era que el rugby creciera en Zamora y no tener que rebuscar cada año para sacar jugadores. Mi objetivo era ese, que hubiera más arreo, se practicara más rugby en la ciudad y no tuviéramos ese problema. Crear una cantera de la que poder alimentarnos.

–¿Y lo mejor de esos cinco años como presidente?

–Lo mejor, todo lo demás. Hemos conseguido tener una masa social fiel e increíble, con jugadores que estaban en 1968 y socios de diez años. De hecho, a raíz de la gestión que realizamos cuando pedimos la Copa del Rey con la devolución de las entradas, tenemos socios del resto del país. Hemos conseguido que, a pesar de ser un club humilde y de nivel regional, seamos reconocidos en el rugby español por hacer las cosas muy bien.

–¿El momento más duro de su presidencia fue esa Copa del Rey?

–Con diferencia. Ha sido el peor trago de todos, absolutamente. La gente no sabe la interminable cadena de emails y llamadas que tuvimos que gestionar. Todo el mundo llamaba preguntando por sus entradas y nosotros llamábamos a la Federación, con la que teníamos un contrato, y había que pagar un canon. Hasta que no se decidió que la final se jugaría en Burgos y el compromiso adquirido por el Zamora RC no tenía validez legal, fue auténtica ansiedad lo que sufrí e inundó el club. Nos desgastó muchísimo, era imposible desconectar del rugby. Y es cierto que siempre tienes una preocupación como presidente, pero aquello me mató.

–¿Cree que algún día se podrá celebrar ese partido en Zamora?

–Ojalá el próximo presidente y su junta directiva den un paso al frene y pujen por traer ese partido. Espero que lo logren y podamos disfrutar de ello.

–¿Qué consejo le daría a su sucesor en el cargo?

–Sinceramente, no sabría que decirle, quizá que tenga paciencia porque, al final, mucha gente no entiende lo que es estar en la directiva de un club. No sabe lo que puede llegar a lastrarte anímicamente y todo lo que tienes que hacer, con tus deberes y obligaciones constantes.

–¿Y algún cambio que pudiera hacer en el club, sabiendo lo que sabe ahora?

–Pues, quizá, a mí me faltó hacer un grupo más grande para la directiva. Puede que hubiera necesitado el doble de equipo. La solución para que el club “ruede” y no “pillar baches” es tener un gran grupo de trabajo. En ese sentido, yo hice lo que pude. Probablemente, ese ha sido mi gran error. Me he habrá equivocado muchas veces, nunca a mala fe o queriendo hacer daño a nadie, pero es mucho más probable que te puedas confundir si hacen falta cinco manos para algo y tú, teniendo solo dos, quieres poner las cinco.

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