El Giro 2022, el de los pocos ataques y muchas etapas sin sal, sin salsa y sin vino, se resolvió este sábado en tres kilómetros, en la Marmolada, en la subida más dura, en la reina de los Dolomitas, donde Richard Carapaz sucumbió ante Jai Hindley, con un Mikel Landa que reaccionó demasiado tarde y que este domingo tiene alguna remota posibilidad de acabar segundo si el hundimiento del ciclista ecuatoriano le afecta tanto a la cabeza como a las piernas en la contrarreloj final.

Hindley, hasta este sábado, siempre había corrido tapado y paciente. Nunca le había dado el viento de cara protegido por su equipo, el Bora, estratégicamente el mejor aleccionado para ganar la carrera, o yendo a rueda de Carapaz y mirando de reojo a Landa. Y así fue hasta el punto de que este sábado quien lanzó el ataque definitivo en la Marmolada no fue él sino Carapaz. Y ese, tal vez, fue el gran error del ciclista sudamericano. Porque el Bora había colocado de forma brillante a Lennard Kamna en la escapada de todos los días. Y, el conjunto alemán, al contrario del Bahrein que buscó sin éxito la victoria de etapa con Domen Novak (triunfo del prometedor italiano Alessandro Covi), ordenó parar a Kamna para que esperase a Hindley y para que con un ritmo atroz rematara a Carapaz y marcase el camino para el ataque letal de Hindley que le servirá para convertirse este domingo en el primer corredor australiano que triunfa en el Giro.

Carapaz en el último kilómetro y medio de ascensión a la Marmolada pasó por un martirio, como si le hubiese caído el mundo encima hasta el punto de dejarse 1.25 minutos con Hindley, entregarle con un lazo la 'maglia rosa' y hasta ser superado por Landa, que este domingo debería recuperar 26 segundos para terminar en la segunda plaza, aunque en el fondo al corredor alavés le dará igual, porque lo importante era ganar el Giro y casi tanto da acabar en segunda que en tercera plaza ya que subirá igualmente al podio de Verona.

En un Giro huérfano de ataques en la lejanía, sin apenas instantes de emoción sublime y entregado sobre todo al arte ciclista de Mathieu van der Poel, que hasta se permitió el placer de fugarse por los Dolomitas, todo quedó simplificado en la Marmolada que evitó, al menos, que no se repitiese la situación vivida en 2020 cuando el primero y el segundo de la general llegaron a la contrarreloj final, entonces en Milán, empatados a tiempo. Y fue allí, precisamente donde Hindley, vestido con la 'maglia rosa', entregó la prenda y el título a Tao Geoghegan Hart, de quien nunca más se supo, en cuanto a resultados, desde que se impuso en la ronda italiana que Hindley entregó por 35 segundos.

Cómoda ventaja

En cambio, ahora llegará a la 'crono' final con una tranquilidad absoluta, sin temor alguno a perder el Giro, pese a ser un corredor muy flojo en el arte de la contrarreloj.Dispone de 1.25 minutos de ventaja sobre Carapaz, además golpeado anímicamente al entregarle la victoria, a un solo día del final, y sin la posibilidad de reeditar la victoria que consiguió en 2019, cuando era corredor del Movistar, equipo al que regresará, salvo sorpresa, el año que viene.

Hindley, 26 años recién cumplidos, buen escalador, cabeza fría, de los ciclistas que corren sabiendo aprovechar el trabajo del equipo, de los que no hacen locuras, aunque muchas veces el espectador las agradecería, ganará este domingo un Giro que no ha sido espectacular y en el que de nuevo, pese a su empeño, Landa no ha podido ganar.  

Y será también un Giro que terminará sin victorias de etapa españolas, aunque eso sí con tres corredores nacidos al sur de los Pirineos entre los 10 primeros y, sobre todo, con el descubrimiento de Juanpe López, que ganará la clasificación de los menores de 25 años para acabar la carrera vestido con la 'maglia bianca'.