El Zamora CF ha tardado una vuelta entera en ver la luz al final del túnel. En llegar a salir de unos puestos de descenso a los que había caído de la mano de David Movilla y que abandona con un Yago Iglesias cuya excelente trayectoria con los rojiblancos tuvo ayer su continuidad con un pírrico triunfo en campo de un rival directo, el CF Talavera de la Reina. Una victoria poco merecida, con un equipo zamorano escasamente reconocible, pero que vale tres puntos de oro para dar rienda suelta al optimismo en la capital del Duero. Y todo, gracias a que los visitantes en el Municipal de El Prado, aprovecharon su único tiro a puerta para batir a un adversario que acosó, y de qué manera, la meta de un Jon Villanueva que fue la figura más relevante sobre el verde, pues sus paradas fueron determinantes de cara al marcador final.

Jorge Fernández es detenido en falta por un rival. | | ÁREA 11

El Zamora llegaba a Talavera en el mejor momento de la temporada, gozando de mucho mejores sensaciones que su rival de cara un duelo de alta tensión por la permanencia. Los rojiblancos venían de sumar dos victorias consecutivas por primera vez esta temporada y, en frente, tenían a un rival que lleva sin vencer desde noviembre del pasado año. Eran los claros favoritos al triunfo pero, desde luego, no hicieron tantos méritos como un CF Talavera que salió desde el principio a morder ante su público y que puso en jaque a su contrincante a lo largo de casi todo el encuentro.

Arriba, los jugadores de ambos equipos pelean por el cuero; abajo, Jon Villanueva realiza una de sus múltiples paradas. | | ÁREA 11

Demandaba la afición rojiblanca un triunfo zamorano tras el adiós de dos de sus figuras a lo largo de la semana. La marcha de Coscia, y especialmente de Piña, levantaron ciertas ampollas y los seguidores necesitaban de un triunfo con el que poder cerrar capítulo. Y el triunfo lo tuvieron, pero seguro que no de la forma esperada.

Luz a mitad del túnel

Lejos de ofrecer la imagen habitual valiente y jugona que ha desplegado bajo el mando de Yago Iglesias, el Zamora CF empezó el partido echándose atrás. Una postura que, sin embargo, encajaba con el once inicial diseñado por el gallego, con la vuelta de Losada, Rojo y Parra, buscando gozar de profundidad por las bandas y salidas rápidas al contragolpe tratando de sacar tajada de las dimensiones del terreno de juego y del posible hambre local.

Con la premisa de mantener un bloque bajo por parte visitante, el CF Talavera no tardó en hacerse con el esférico y empezar a buscar con insistencia el primer tanto. Eso sí, lo hizo de la forma más inocente posible pues, cada vez que trenzaba mínimamente una jugada, la buscaba acabar con un centro a la cabeza de sus delanteros en área zamorana. Zona en la que tanto Campo como Cordero se las apañaron bastante bien para despejar cada envío.

Sin embargo, el baluarte de la zaga rojiblanca estuvo en portería. La tarea de sustentar las opciones zamoranas estuvo en un Jon Villanueva cuya colosal figura comenzó a cobrar importancia desde los primeros minutos de juego. Concretamente desde el minuto 8 de partido, cuando Góngora ganó la línea de fondo, dentro del área, la puso atrás al borde de la pequeña donde Toño Calvo se las apañó para rematar, algo escorzado. El chut, potente, se encontró con los reflejos de Villanueva, que repelió lo que parecía un gol cantado.

El partido comenzó a jugarse solo en la mitad de campo de los visitantes. El Zamora CF esperaba agazapado para intentar dominar los espacios al contragolpe pero, el equipo rojiblanco nunca gozó de facilidad para hacer transitar el balón. Primero, por la presión tras pérdida de los locales; y segundo porque, con todos sus hombres cerca de portería, los visitantes tenían difícil montar cualquier contragolpe. De hecho, muchas veces, sus intentos por hacerlo culminaban en un pase largo a la zaga rival, o un pase horizontal o hacia su área que generaba más peligro que alivio sobre el marco de Villanueva.

Aún así, la defensa del conjunto de Iglesias estaba bien asentada y dejaba en nada la insistencia rival y sus centros desde las bandas. No siempre, eso sí. En una de esas llegadas, se abría un hueco en la zaga que aprovecha Añón para servir a Forgàs que, algo forzado, remataba y obligaba a Villanueva a tirar de reflejos para sacar una mano salvadora, increíble, que evitaba el primer tanto local. Una ocasión que llegaba fruto de la presión talaverana que no dejaba respirar a los rojiblancos, imprecisos, lentos y dejando demasiado libres a Ceberio y compañía.

El Zamora CF sufría y sufría. Ninguno de los más hábiles con la pelota conectaban con el cuero y eso imposibilitaba ver acciones de peligro rojiblancas. De hecho, la siguiente más clara, tuvo color rojiblanco pero por un inoportuno pase atrás de Parra. El regalo, cumplida la media hora, no fue aprovechado por Forgàs, que mandó el esférico por encima de la portería de un Jon Villanueva con pocas opciones de salvar a los suyos tras el grosero error de su compañero.

Con todo, el tiempo pasaba y el Zamora CF conseguía resistir en El Prado. Salir de su parcela era una odisea, así que optó por lo más sencillo: replegarse y “achicar agua”. La duda era saber hasta cuándo duraría tanto derroche de batería talaverano y si esa energía duraría menos en la compacta zaga zamorana. Cualquier error iba a ser fatal antes del intermedio, siendo más probable que se produjera en los visitantes, que vieron a Rubén Miño de lejos durante mucho tiempo.

De hecho, lo más cerca que estuvo el cuadro zamorano de inquietar al meta talaverano fue en una falta justo antes del pitido que señaló el fin del primer acto, que acabó con 0-0.

No parecía, al menos al inicio, que el panorama cambiara en la segunda mitad. De hecho, al poco de empezar, Cordero desviaba un remate de Forgàs que engatilló un centro desde dentro del área. Y, apenas tres minutos después, fue Ceberio el que mandó la pelota más desviada de lo deseado para sus intereses.

El guión no había cambiado, ciertamente, y ya iba tocando al Zamora CF dar señales de vida si quería la victoria. Eso debió pensar Iglesias, que introdujo tres cambios, dando entrada a Luque, Kepa y Adri Herrera. Eso sí, los minutos pasaban y Villanueva no dejaba de trabajar bajo su portería.

Los cambios tardaron en notarse pero, poco a poco, el Zamora CF comenzó a amasar más la bola. También por que las pilas del CF Talavera se iban agotando. Ambos factores llevaron a un reparto más equitativo del cuero, si bien los visitantes manejaban la bola en su campo y, su rival, lo hacía en terreno ajeno. Algo que fue costumbre en la primera hora de juego.

Muchos minutos habían pasado sin ocasiones pero volvió a llegar... para el Talavera. Los cerámicos, en una jugada a balón parado, generaron seguramente la ocasión más clara hasta el momento pero Bourdal, solo en boca de gol tras un cabezazo de Pereda, se topaba con un inspiradísimo Villanueva, que con los pies desbarató otra vez un 1-0 que resultaba inverosímil no observar en el marcador.

Incomprensible… Y más cuando Baselga adelantó a los suyos. La única llegada visitante, muy buena por otra parte, permitió a los zamoranos marcar cuando nadie podía creérselo. Un buen balón a banda derecha, sorprendiendo a la zaga local, con Kepa marcando los tiempos en su envío para su compañero que, con fortuna en el control y salvando un tropiezo, se deshizo de su marcador y cruzó el cuero por raso para firmar su primera diana como rojiblanco.

En su primer acercamiento, el Zamora llevaba la congoja al Talavera. Pero el fútbol es eso: marcar. El Talavera no lo hizo y el Zamora aprovechó su oportunidad. Como también supo jugar después con la necesidad local.

Los trece minutos siguientes fueron de un Zamora CF agazapado, cómodo en su parcela, reteniendo a un CF Talavera al que le pudieron las prisas y que solo tuvo en tímidos disparos de Rodrygo alguna opción. Eso sí, el recién ingresado tuvo el empate en el 93, con un zapatazo que Villanueva atajó con una estirada digna de un póster. Ese que debería estar colgado en la cama de cualquier aficionado rojiblanco, pues si hoy el Zamora CF está fuera del descenso, es en buena parte por la actuación del portero en El Prado.