Casi cinco meses después de anunciarse su fichaje por el Barça asoma el Kun Agüero. Lleva ya tres días trabajando con el grupo y este miércoles se ha puesto la camiseta azulgrana, aunque sea en un amistoso contra el Cornellà en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí.

Un amistoso que le ha servido al delantero argentino redescubrir el contacto con el balón, ya en la dinámica de un partido (jugó media hora), aunque sea irrelevante, tras tanto y tanto tiempo fuera del césped.

Se otea, por lo tanto, el debut de Agüero en el Camp Nou, tal vez el próximo domingo ante el Valencia. No de titular, obviamente. Pero sí algunos minutos para darle un registro más a Koeman en el deprimido ataque con el que ha arrancado esta temporada, donde tan solo ha sumado 11 goles en siete jornadas de Liga.

Y cuatro de esos goles fueron en la primera jornada a la Real Sociedad, por lo que el balance posterior (siete en seis encuentros) delata lo que ya se sabía cuando Messi voló a París y Griezmann fue regalado al Atlético. El Barça anda huérfano de gol.

Asoma el Kun para paliar tan terrible déficit que angustia a Koeman. Y a los jugadores. Asoma, eso sí, lleno de interrogantes, por mucho que él declarara a este diario que ha venido al Camp Nou "a dejar huella". La huella son los goles, un bien rutinario en la época de Leo. ¡Y qué decir en la de Messi-Neymar-Suárez! Un bien escaso, casi un tesoro, en el año 1 sin el ’10’.

La gran duda es saber cómo volverá el Kun, que lleva tres meses sin jugar un partido de fútbol. El último se remonta a la Copa América cuando jugó un minuto en los cuartos de final en que Argentina goleó a Ecuador (3-0).

Esa es su última aparición oficial sobre un terreno de juego, ya convertido entonces en jugador del Barça porque su fichaje fue anunciado el pasado 31 de mayo, con la idea de retener a Messi. Idea que no fructificó.

Verano tormentoso

El último encuentro con el City fue el 29 de mayo cuando Guardiola lo hacía salir en la final de la Champions contra el Chelsea para ejercer de repulsivo. Apenas tuvo 13 minutos en Oporto tras sustituir a Sterling. Y el último gran día del Kun, aún vestido de citizen, fue su despedida (5-0 al Everton) en el Etihad cuando jugó 25 minutos y anotó dos goles tras suplir a Mahrez.

Desde entonces, un verano tormentoso lleno de buenas y, al mismo tiempo, malas noticias. Ficha por el Barça convencido de que iba a jugar, al fin, con su gran amigo Messi en un club. Pero cuando llega a la ciudad deportiva, Leo ya no está. El Kun, "por respeto", como confesó en este diario, a su socio en la selección argentina desde que tenían 18 años, decide no coger el 10 que queda libre.

En esos días traumáticos de inicios de agosto (el cinco se anuncia la marcha del capitán), Agüero sufre una grave lesión muscular en la pierna derecha. Apenas tres días más tarde (era el 8 de agosto, horas antes del Joan Gamper contra la Juventus) entra en la enfermería y no puede ni saludar a su nueva afición, disparándose así la posibilidad de abandonar el Camp Nou antes siquiera de pisarlo. Pero el Kun se queda. Lesionado, pero se queda

Dembélé y Kun Agüero, junto a Albert Roca, preparador físico del Barça, en el primer entrenamiento con el grupo. FCB

Valor por sí mismo

Ahora, tres meses más tarde, emergerá su ratonil figura en el Camp Nou, que puede recibir todo el aforo este domingo el aforo completo, una vez recibida la autorización del Procicat, coincidiendo con una semana clave: Valencia, Dinamo de Kiev y Madrid. Los tres partidos en el estadio azulgrana.

Con 33 años, cumplidos el pasado 2 de junio, el Kun sabe que debe demostrar muchas cosas en este nuevo capítulo de su carrera deportiva tras agotar una década en el Manchester City siendo el máximo goleador de su historia, con 260 tantos. Y los 184 que ha convertido en la Premier con un mismo equipo le permite superar en la historia a Rooney (183 goles con el United) y Henry (175 con el Arsenal).

Kun Agüero posa después de la entrevista. Jordi Cotrina

Acreditar que el gol no le ha abandonado tras un extraño 2021 donde ha estado más tiempo en la enfermería que en el campo. Y demostrarse a sí mismo, además, que la vida sin Messi en el Barça también le puede ir bien. Ha tenido tiempo para ir asumiendo esa inesperada salida que le provocó una situación de desasosiego. "Cuando pasó lo de Leo se me cayó todo. ¡Fue un shock! ¡No me lo podía creer! ¡No me lo podía creer!", confesó a El Periódico.

Ahora, tres meses después, ya ha asimilado el escenario sin Leo. Y su carácter bromista y abierto ha calado en las sesiones de entrenamiento de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí, donde desde el lunes ya trabaja con el grupo, además de jugar contra el Cornellà para ir cogiendo ritmo. Aunque donde debe ponerse serio es el Kun en el campo. El Barça necesita más que nunca sus goles. Y él demostrar que puede ser valioso en un equipo que busca desesperadamente delanteros eficaces para sobrevivir. También busca acreditar que tiene vida por sí solo.