El Tizona Burgos se adjudicó la Copa Castilla y León de LEB Plata tras conseguir la victoria por 53-51 en un partido épico jugado de poder a poder en el que el Zamora Enamora plantó cara a un rival de un altísimo nivel pero sufrió dos importantes bajas por lesión, las de Tamba y Manu Alvarez. El equipo zamorano plantó cara sin ningún center específico en sus filas a un Tizona cuyo potencial está precisamente dentro de la pintura, demostrando los zamoranos capacidad de sufrimiento y de sopreponerse a las adversidades ya desde estos primeros partidos de pretemporada.

Muy mal comenzó el partido para el Zamora Enamora porque Burgos, consciente de la debilidad que el equipo zamorano muestra de momento bajo los aros, cargó todo su juego sobre sus centers Corey Deberry y Papi Diene. Y el Tizona se escapaba en los primeros cuatro minutos de juego a un 9-0 firmados por los dos “cincos” burgaleses. En el equipo de Saulo Hernández, ni Ismael Tamba ni Jeff Solarin lograban controlar mínimamente el rebote dentro de la pintura y ni siquiera cuando Francis Tomé, técnico burgalés, decidió cambiar a sus pívots por Bortolussi y Kande, y este último anotaba también el 11-0 en el minuto 7. Tan sólo un trple de Malik permitió al equipo zamorano cerrar el parcial con un 18-5 sonrrojante.

Pero Saulo Hernández consiguió ajustar el juego interior de su equipo apoyándose en Kalinicenko y la sangría comenzó a controlarse, hasta el punto de que Burgos estuvo sin anotar 7 minutos justos mientras su rival cogía poco a poco más confianza. Los zamoranos habían reaccionado y se iban al descanso con un asombroso 26-22, un gran resultado viendo lo que había pasado al comienzo del partido.

Pero lo peor estaba por llegar y se produjo en el tercer cuarto con las lesiones de Tamba en un tobillo, y de Manu Vázquez, en un codo. El Zamora Enamora quedó muy mermado con estas dos ausencias y el Tizona aprovechó para volver a cargar todo su poderío en el juego interior. Por suerte, el lanzamiento exterior zamorano funcionaba y el marcador que cerraba el periodo dejaba las espadas en alto con 39-33.

El partido llegó al último cuarto con los dos equipos agotados físicamente lo que repercutió en la proliferación del juego duro y de las errores por ambas partes que explican el corto marcador final que se decantó finalmente del bando burgalés por los típicos pequeños detalles en los dos últimos minutos en los que el CB Zamora llegó a acercarse a su rival a solo dos puntos pero el enorme esfuerzo ya no dio para más.