La Fórmula Uno cierra este fin de semana un triplete de carreras, con el asterisco del Gran Premio de Bélgica, en el que solo se corrieron dos vueltas detrás del coche de seguridad debido a las condiciones meteorológicas adversas, en el Autódromo Nacional de Monza (Italia), conocido como ‘el templo de la velocidad’, con la lucha por el título en un momento álgido.

El neerlandés Max Verstappen hizo los deberes ganando hace cinco días su Gran Premio de casa, en Países Bajos, y pasó de estar tres puntos por detrás del británico Lewis Hamilton a llegar a Monza con esa misma ventaja en el liderato del mundial de pilotos. En la última temporada antes de un cambio de reglamento severo, le apareció competencia a Mercedes.

Hegemónico desde 2014 en el mundial de constructores y el de pilotos, solo Nico Rosberg en 2016 puedo quitarle la corona a Hamilton, temporada que acabó con su relación. Y el británico, cuando perseguía ser el piloto más laureado de la historia con un octavo título -tiene siete empatado con el alemán Michael Schumacher-, se encontró con un rival que dejó de avisar y empezó a aspirar a todo.

En las dos temporadas anteriores, Verstappen se convirtió en la alternativa al monopolio de Mercedes, pero ocasionalmente. Hasta que en la actual, Honda por fin le dio un motor a la altura, casualmente en el último año de la marca nipona como suministradora, y ha ganado siete de las 13 carreras disputadas hasta la fecha.

Precisamente puede ser el motor lo que le lleve a subirse a lo más alto del podio por octava vez en 2021. Sin tener una gran velocidad punta no puedes ganar en Monza, salvo que se dé una carrera loca como la temporada pasada, en la que el francés Pierre Gasly, con un AlphaTauri, aprovechó las banderas rojas para dar la sorpresa.

En velocidad, Red Bull-Honda ha demostrado ser mejor. En el recuerdo quedan los mensajes por radio de Lewis Hamilton en Austria, quejándose de la diferencia respecto a su Mercedes. Y en Monza debe notarse todavía más.

Algo que debe ayudar al mexicano Sergio Pérez, quien debe erigirse como escudero de Verstappen en esta parte final de temporada. Junto a Bottas, quien cambiará Mercedes por Alfa Romeo para 2022 tras cinco temporadas en la marca de la estrella, pueden ser jueces del título.

‘Checo’ llega tras dos carreras duras. En Spa-Francorchamps, cometió un error en la vuelta de llegada a la parrilla y partió desde el pit-lane en una carrera en la que se corrieron dos vueltas detrás del coche de seguridad, por lo que solo se otorgaron la mitad de los puntos. Y en Zandvoort salió desde el mismo sitio, pero tras cambiar la unidad de potencia, ya que cayó en Q1 en clasificación porque el equipo no le sacó a pista con el tiempo suficiente para dar su segunda vuelta.

En clave española, el Gran Premio de Italia será muy especial para Carlos Sainz, ya que corre en la casa de Ferrari vestido de rojo por primera vez. Para emular a su compañero Charles Leclerc y a su compatriota Fernando Alonso, que ganaron en Monza en su temporada de debut con la ‘scuderia’ necesitará suerte, ya que, sobre el papel, deberían estar luchando con McLaren y Alpine por ser el mejor del resto, detrás de Mercedes y Red Bull.

En esa lucha estará también Fernando Alonso (Alpine), doble campeón de Fórmula Uno con Renault en 2005 y 2006 y que vuelve a Monza tras dos temporadas fuera del campeonato. Sabe lo que es ganar en la pista más rápida del mundo hasta en dos ocasiones (2007 con Mclaren y 2010 con Ferrari).

El genial piloto asturiano llega además en buena forma. Sexto puesto en Zandvoort gestionando la vida del neumático desde el principio, tras hacer una de las mejores salidas del año ganando dos posiciones, y con un cuarto lugar en Hungría tras aguantar a Hamilton y su Mercedes detrás 10 vueltas, propiciando la victoria de su compañero Esteban Ocon.

Los McLaren, a pesar de que el año pasado llevaban motor Renault y esta temporada cambiaron a Mercedes, serán la principal amenaza. Sainz se quedó a pocas décimas de ganar en 2020 en Monza en una carrera en la que él y Norris demostraron, en condiciones normales, tener más ritmo que el resto de la parrilla a excepción del siete veces campeón del mundo.

El Gran Premio de Italia contará con la ausencia, como ya pasase en Países Bajos, de Kimi Raikkonen debido a su positivo en coronavirus. El finlandés, campeón del mundo en 2007 con Ferrari, no podrá despedirse del templo de la velocidad en la que es su última temporada en la Fórmula Uno. Su lugar lo volverá a ocupar el polaco Robert Kubica.