Gabriel de la Cruz sabe mejor que nadie lo que es medir los momentos en segundos, milésimas, acostumbrado a vivir su día a día contra el crono. El velocista saucano ha cuajado una de sus mejores temporadas consiguiendo mínima europea Sub-23 y compitiendo contra los mejores a nivel nacional.

– ¿Cuándo conoce y entra en el mundo del atletismo?

– Yo llego a España en el año 2008, con nueve años. Vienes aquí y es un país totalmente distinto, no conoces a nadie y al principio es difícil. Un día en clase, con la intención de hacer amigos, pregunté a mis compañeros qué iban a hacer por la tarde, la respuesta fue que tenían entrenamiento de atletismo, me animaron a ir y don Jesús me acogió como uno más, ahí empezó todo. El atletismo es superación, cuando logras tu primera mínima para un Campeonato de España y conoces más a fondo este deporte, te acabas enamorando de él.

– ¿Cuándo se da cuenta de que lo suyo es la velocidad?

– Don Jesús, que ha sido mi primer entrenador y al que le debo muchísimo porque gracias a él sigo en el atletismo, sus sesiones eran muy variadas pero destacaban por el entrenamiento de fondo, a mí personalmente nunca me ha gustado mucho el fondo. Cuando íbamos a Toro a hacer combinadas, yo veía que destacaba en la prueba de velocidad, ganar medallas de pequeño siempre te hace ilusión. Comenté con don Jesús mi gusto por esta disciplina, pero la limitación de un club de pueblo te lleva a enfocar más los entrenamientos en el fondo. Al cabo del tiempo me puse en contacto con un entrenador de Salamanca e iba tres días a la semana en autobús desde Fuentesaúco a las pistas de Salamanca, algo bastante sacrificado. Como te decía antes, en Fuentesaúco no teníamos medios para entrenar velocidad.

– Toda una vida en el club atletismo Vino de Toro y a finales de 2020 firma por Pontevedra. ¿Cómo surge esa oportunidad?

– Sinceramente, irme de Vino de Toro fue una decisión muy difícil, date cuenta que fue el club que me acogió desde mi llegada a España y me dieron todo a nivel personal y deportivo, si es cierto que ya llevaba un tiempo pensando en cambiar de equipo pero Seba me convencía siempre para que me quedase. Pero hay un momento en el que Vino de Toro deja de competir a nivel nacional y el equipo absoluto desaparece, entonces necesitas buscar otros sitios. En la temporada 2020 varios clubes se interesan por mí, yo siempre he buscado estar en un club que compitiese en la máxima categoría española, un compañero me habló de Pontevedra, ellos ya me conocían, el fichaje fue rápido y el trato siempre ha sido el mejor.

– Estreno con su nuevo equipo y mínima europea, ¿cómo vivió ese momento?

– La temporada de pista cubierta empezó con mucha incertidumbre para todos los atletas en general. Hablando con mi entrenador, queríamos competir desde principios de enero pero la limitación de movilidad entre ciudades hizo que se cancelaran varias pruebas. Entonces tuvimos la oportunidad de acudir a Salamanca, cuando paré el crono en 6,77 no me lo creía. En el grupo de entrenamiento solemos hacer porras y nadie superaba esa marca, hay que tener en cuenta que era el inicio de la temporada. Me enteré de que mi marca era mínima Sub-23 mientras cenaba, el móvil no paraba de sonar, me pasaron un tuit de la Federación en el que se confirmaba lo que me decían y no me lo creía. Muchas emociones encontradas, he tenido muchas lesiones en mi corta carrera y que por fin todo el trabajo se vea plasmado es lo mejor que me ha pasado en el atletismo.

Gabriel, en el Campeonato Sub-23. | Cedida

– ¿Cuáles son sus objetivos a corto y a largo plazo?

– A corto plazo siempre digo que lo que quiero es que me respeten las lesiones e ir cumpliendo objetivos competición a competición. A largo plazo me gustaría subir al pódium en un Campeonato de España a nivel individual.

– ¿Cuál es la modalidad por la que tiene mayor preferencia?

– La verdad es que tengo mucha preferencia por los 60 metros lisos, es una prueba en la que me siento muy cómodo, tengo buena salida y soy bastante explosivo. En los 100 ml cada año me voy encontrando más a gusto pero, a mi parecer, me falta mucho que mejorar. Los 200 es un entretenimiento para mí, a lo largo de la temporada me gusta desconectar y uso esta prueba para ello.

– ¿Qué valoración hace de la temporada?

– La verdad es que estoy muy contento por cómo se ha desarrollado todo a pesar de toda la incertidumbre que había al principio. Este año ha sido mi boom, por así decirlo, he empezado a destacar a nivel nacional, me he metido en las dos finales de los Campeonatos de España Sub-23, fui convocado con la Selección Española para la concentración de relevo de 4x100, mínima europea. En general estoy contento por lo que he logrado este año, pero soy inconformista. La mínima fue una gran alegría pero también me jugó una mala pasada, me coloqué a nivel absoluto entre los mejores de España cuando nunca había asistido a un campeonato absoluto a nivel nacional. Al final me metí presión para lograr ciertos objetivos y desde ahí mis entrenamientos bajaron en picado, mentalmente no llegué preparado a ninguna competición importante. Me costó superar ese momento, ahí me di cuenta de que la mentalidad juega un papel fundamental en este deporte.

– Para finalizar, ¿por dónde pasan sus sueños en torno al atletismo?

– En el atletismo es difícil pensar a lo grande porque es un deporte en el que no recibes muchas ayudas y sacrificas mucho de tu vida privada, pero sin duda mi sueño es poder ser internacional con la Selección Española.