La taekwondista Adriana Cerezo continúa viviendo una “montaña rusa” de emociones en la recta final de su estancia en Tokio. La plata conseguida en la capital japonesa cierra su etapa como joven promesa y la mete de lleno en el Olimpo del taekwondo. La de Alcalá de Henares espera que su hazaña contribuya a hacer crecer este deporte: “El taekwondo siempre ha dado mucho de qué hablar en las Olimpiadas. Cada año, después de cada ciclo ha ido creciendo un poco, espero que conmigo haya crecido un poquito más”, dijo la madrileña, de tan solo 17 años.

Las lágrimas de fustración de la taekwondista madrileña en la final. | Efe

El combate contra la tailandesa Panipak Wongpattanakit, número uno del mundo y bronce en Río 2016, no desaparece de los pensamientos de Cerezo. Varios días después de alzarse con la preciada presea en un duelo tan ajustado en el que hasta los últimos segundos pudo lograr el oro, la española asegura seguir teniendo “sentimientos encontrados”, pese a ser consciente de su gesta, casi el mejor debut olímpico posible y dar el primer metal a España. “Una medalla olímpica es increíble. Por mucho que entrenes, por muy bien que vayas, al final nunca tienes una garantía de que esa medalla vaya a llegar, pero haber tenido el oro al alcance de la mano y perderlo en los últimos segundos es duro. Vivo en una montaña rusa, entre la alegría, la frustración y la reflexión”, explicó la joven. “Te subes al podio, ves a la gente contenta, te metes en redes y ves los mensajes... Te cambia la cara, pero luego piensas y, bueno, va por momentos”, dijo la madrileña sonriente.

Precisamente en redes la joven sigue dando de qué hablar, no sólo por una brillante actuación que ya la ha convertido en un referente de este deporte, sino por una anécdota con su cinturón que la hecho viral en Corea del Sur, cuna del taekwondo. “En el cinturón tengo puesto 'Train hard, dream big' (entrena duro, sueña a lo grande) en coreano y por lo que se ve en vez de ponerme 'train' de entrenar me han puesto 'train' de tren y ahora creo que me están haciendo un cinturón y todo, estoy flipando”, cuanta divertida la benjamina del equipo olímpico español.

Pese al nudo en el estómago tras perder la final por un ajustado 10 a 11, Cerezo asegura haber disfrutado enormemente la experiencia, en la que por primera vez pudo enfrentarse a rivales asiáticas, con un estilo de lucha muy distinto y a las que no había tenido oportunidad de tantear por la pandemia. “Para mí era un estilo muy complicado y con el que tenía ganas de poderme probarme. No ha habido mejor sitio que éste”, explica. De hecho, la luchadora, enraizada en Zamora, en el municipio de Fuentespreadas, pudo acudir a los Juegos Olímpicos de Tokio gracias a su retraso a verano de 2021, debido a su corta edad.

Sin desmerecer en nada su participación durante la competición, Cerezo guarda un recuerdo especialmente bueno de su combate contra la china Wu Jingyu, leyenda del taekwondo con dos oros olímpicos (Pekín 2008 y Londres 2012) y tricampeona mundial, a la que derrotó por 33-2. “No se lo esperaba nadie y yo tampoco. Me quedé muy contenta con el combate y la verdad es que creo que es el que más he disfrutado de todo el campeonato”, dice la madrileña, que tuvo la oportunidad de conversar hoy brevemente con ella, a la que considera un ídolo. “Me ha regalado un peluche de un panda y un pin, luego nos hemos sacado una foto. A parte de que haya peleado con ella y haya pasado lo que ha pasado en el combate, para mí esa chica es una leyenda” y haber podido tener esta experiencia es algo que le hace “mucha ilusión”.

La joven inauguró el medallero español, pero espera que lo suyo fuera sólo un preludio de lo que está por venir. “Ha caído ahora otra (el bronce de David Valero en bicicleta de montaña), así que todavía quedan muchas más, estoy segura. Yo aposté por unas veintipico, así que hay que sumar ya”, anima Cerezo. Además, ayer por la mañana se sumó la tercera medalla, otra plata, la de la piragüista veterana Maialen Chorraut en el K1 individual. Su tercera medalla tras lograr bronce en Londres 2012 y oro en Río 2016.

Adriana Cerezo regresará dentro de varios días a Madrid, donde la espera más entrenamiento y la universidad. La deportista ha sido admitida en Criminalística tras haber barajado la Bioquímica como opción. “La verdad es que en diez años no me veo trabajando en un laboratorio”, reflexionó junto a su madre el día de la preinscripción. Ahora toca trabajar para clasificarse en París 2024, donde Cerezo vuelve a apuntar a lo más algo: “Vamos a por el oro en París. Igual que veníamos a por el oro aquí, iremos a por el oro allí“.