Una noche muy especial la que se vivió en San Marcial. el pueblo de origen de la familia paterna de Unai Simón y donde el portero de la Selección ha pasado muchos veranos en su niñez.
Los vecinos se concentraron en el exterior del bar de la localidad, donde no cesaron los gritos de ánimo a España y a su paisano. Vibraron con el gol del empate de Morata y, como el resto de España, vieron cerca la repetición del milagro con el primer paradón de Unai en la tanda de penaltis.
Pero, esta vez, la ilusión se quedaba a las puertas e Italia lograba imponerse tras un fallo, precisamente, de Morata, que también fue vitoreado. A pesar de todo, no hubo sitio para la decepción sino para seguir animando al guardameta y agradecerle los buenos ratos en la Eurocopa.