La magnífica temporada rubricada por el Zamora CF solo podía tener un punto y final inolvidable, y ese no es otro que la esperada boda de María Ferrero y José Jorge Boya. Rodeados de familiares, amigos y, por supuesto, de jugadores, integrantes del cuerpo técnico y directivos rojiblancos, con Víctor de Aldama a la cabeza, los queridos José y María, incansables trabajadores del club, se dieron el ansiado “sí quiero”, que mucha gente llevaba pidiéndoles desde hace años y que siempre posponían bajo la excusa de “cuando se logre el ascenso”.

Se trata de una mera formalidad (puesto que llevan años siendo inseparables) aunque muy esperada por los que los quieren y aprecian, y es que son dos de las personas más respetadas en el seno de la entidad del Duero.

El escenario elegido no podía ser otro, el Ruta de la Plata, donde los asistentes disfrutaron de una preciosa jornada festiva que se alargó durante horas. El colofón perfecto a un brillante año.

Todo, por supuesto, entre medidas de seguridad, con aforo restringido y respetando las normas COVID-19, y es que ayer a primera hora los invitados se sometieron a test para evitar cualquier incidencia.

Hay que recordar que José y María, al igual que el resto de trabajadores, han estado siempre al pie del cañón, desde que llegaron al club de la mano de José María Casas. Tras la marcha del empresario en el año 2010 llegaron tiempos duros y de decadencia, pero la pareja siempre cumplió con su labor, a pesar de los malos momentos económicos que tuvieron que soportar.

Desde hace tres años, con la aparición del Grupo Vivir, su realidad personal y la del club ha vuelto a mejorar, como se ha demostrado también con los resultados deportivos. Así, todos pudieron celebrarlo con una boda que podría ser un símbolo del buen momento que atraviesa el club.