El Zamora CF está protagonizando una de las mejores temporadas de su historia, una temporada que finalizará con el sexto ataque a la Segunda División después de otros intentos fallidos. Pero esta campaña ha sido especialmente complicada porque el equipo rojiblanco ha tenido que superar muchos escollos para llegar a Almendralejo al play off de ascenso el próximo domingo: un grupo inicial temible, con equipos de un gran renombre y presupuesto; una segunda fase con los supervivientes de la anterior encarnizada lucha; y una larga serie de contrariedades en forma de lesiones. Todo ello en el incomodísimo marco de la pandemia que lo ha complicado todo. Pero el equipo rojiblanco se ha movido a la perfección en este mar de adversidades hasta lograr lo que nadie podía haber pensado cuando, hace menos de un año, el equipo intentaba todavía salir del pozo de la Tercera División. Desde entonces, la marcha ha sido vertiginosa y, hoy por hoy, ya nadie se atreve a pensar en lo máximo: que el Zamora jugase la próxima temporada en la Liga Profesional española.

Esta brillante trayectoria tiene diversas claves que a nadie se le escapan y que pasan desde la nueva estructura interna del club, convertido en sociedad anónima, a la magistral dirección que ha ejecutado David Movilla. No cabe ninguna duda de que todo esto se ha sustentado sobre la estabilidad económica que le ha dado al club la llegada del Grupo Vivir, una estabilidad que ha permitido conformar una plantilla muy competitiva en la que no se ha malgastado ni un euro pero que ha demostrado un nivel comparable al de cualquier otro equipo de los que le han correspondido hasta el momento. Tal vez el único rival que se ha mostrado claramente superior a los rojiblancos haya sido el Burgos que les demostró por qué ha terminado primero y destacado las dos fases de la temporada. Pero con esta excepción, el Zamora CF ha sido casi siempre un equipo capaz de superar a su rival, un equipo construido a partir de la defensa y con muchos recursos en ataque.

David Movilla ha sabido sacarse la espina que tenía clavada desde aquellos nefastos partidos de Haro y San Sebastián de los Reyes, y ha terminado por demostrar que sus propuestas futbolísticas eran las acertadas. El técnico vasco tiene muy claro que el fútbol del Zamora CF no puede encasillarse nunca ni tampoco ser previsible pese a que haya mantenido hasta donde las lesiones se lo han permitido un mismo esquema defensivo; tampoco ha renunciado nunca en el centro del campo a actuar con dos medios centros de características encontradas (uno creativo y el otro marcadamente defensivo), ni a la libertad y a la creatividad en la zona de ataque donde este Zamora dispone de una amplia gama de recursos tanto humanos como tácticos: Movilla ha sido capaz de jugar con un delantero centro de referencia en estático, con otros basados en la movilidad y la velocidad, y con una amplia gama de recursos en la segunda línea que van desde el juego por las bandas, al lanzamiento exterior, y a la claridad de ideas en el contragolpe que le han dado muchos goles. Y también este Zamora dispone de una amplia gana de recursos enfocados hacia el ataque estático.

En el fútbol, casi nada se improvisa; todo llega después del trabajo, y especialmente, la magnífica condición física que ha mostrado un equipo que en muy escasas ocasiones ha llegado “tocado” a los últimos minutos de los partidos y el ejemplo más significativo fue el del Reino de León.

En cuanto al trabajo de la secretaría técnica, resulta evidente que la apuesta por el bloque que logró el ascenso en el pasado mes de julio ha sido todo un éxito, hasta el punto de que la primera parte de la temporada la protagonizaron los jugadores curtidos en los últimos años en el Ruta. Pero resultaba evidente que en enero habría que buscar refuerzos para cubrir algunas lagunas en la confección de la plantilla, agravadas además por las lesiones. Y el acierto ha sido pleno: al bloque existente se han sumado para aportar mucho, los refuerzos invernales. Menéndez ha cuajado como gran sustituto de Coque en el lateral izquierdo, tapando además a Dani H que, en las escasas oportunidades de que ha dispuesto, ha demostrado que también tendría un sitio en esa demarcación.

La lesión de Juanan, un hombre intocable para Movilla, había creado una importante laguna en el centro del campo del Zamora, y también en el periodo invernal llegaron para cubrir la ausencia del salmantino dos hombres que han resultado fundamentales como son Delmonte y Astray, aunque este último lleva tiempo lesionado. Por último, y pese a que en la delantera son muchos los efectivos con los que contaba la plantilla rojiblanca, no existía hasta la llegada de Coscia, un delantero centro clásico, con capacidad rematadora y al tiempo facilidad para jugar de espaldas para sus compañeros. Y el argentino, partido a partido se está ganando a pulso la titularidad y más tras su gran actuación el pasado domingo en León.

En el plano individual, existen tres hombres que han sido fundamentales en este equipo que ha sido enormemente respetado allí a dónde ha ido este año. Piña es el hombre básico en un entramado defensivo que ha alternado disposiciones con cuatro o tres hombres; y en el centro del campo, el colorido y el gol lo ha aportado siempre la dupla zamorana que forman Carlos Ramos y Dani Hernández que han alcanzado una brillante madurez en esta categoría después de haber renunciado a muchas cosas descendiendo a Tercera en el equipo que les vio nacer como futbolistas.

Este gran Zamora, como cualquier gran equipo, no solo se sustenta en sus “estrellas” porque también se ha construido sobre jugadores cuya labor no siempre es reconocida en los titulares de prensa. Es el caso de hombres como Parra que siempre ha estado donde tiene que estar un lateral derecho; del joven Guille Perero que lo da todo cada vez que tiene que saltar al campo; del portero Mapisa, que ha sabido echarse al hombro toda la responsabilidad del mundo y adquirir sobre la marcha la experiencia que le faltaba cuando llegó a Zamora; o del propio Sergio García que no ha tenido ni minutos ni suerte esta campaña pero siempre es el temible e inteligente delantero al que ningún defensa de la categoría quiere tener enfrente.