La polémica en el mundo del piragüismo cada vez se hace más grande y las incógnitas crecen alrededor del equipo nacional que acudirá a los JJOO de Tokio. Tras las denuncias públicas por presuntas irregularidades en los controles selectivos, que apuntan al seleccionador Miguel García, y al campeón olímpico, Saúl Craviotto (que niegan cualquier acción dudosa en el proceso), la Federación Española de Piragüismo pretende reanudar este domingo el selectivo, pero en estos momentos todo está en el aire.

A esta hora de la tarde siguen convocados para mañana en Trasona (Asturias) los seis aspirantes a integrarse en el K-4 nacional (Craviotto, Arévalo, Germade, Cooper, Toro y el zamorano Carlos Garrote) aunque la presencia de estos dos últimos sigue pendiente de los informes médicos y es que ambos presentaron hace unos días la baja al no encontrarse en condiciones.

De forma paralela, el club Fluvial de Lugo, al que pertenece Cristian Toro (uno de los presuntos damnificados juntos a Garrote) ha hecho público un comunicado en el que solicitan, a tenor de los hechos denunciados en los últimos días, que el técnico Miguel García “supuestamente involucrado en el amaño, sea apartado del K-4 español, en tanto no se aclaren todas las informaciones”, algo que también pide sobre Saúl Craviotto.

Asimismo, desde el club lucense solicitan que se abra una investigación exhaustiva con el resto de integrantes “para esclarecer su hay algún deportista más implicado” y también que se suspendan temporalmente los controles de la Federación.

En el mismo comunicado explican que estas medidas que exigen se basan en unos “audios que no hacen más que confirmar que se ha producido un amaño, siendo el máximo responsable de dichas actuaciones el deportista Saúl Craviotto, siendo conocer y colaborador del mismo el entrenador del equipo español, Miguel García”, según citan de forma textual.