Compaginar la maternidad con cualquier otra actividad, ya sea profesional o lúdica, nunca es tarea sencilla, y en el deporte en esa ecuación entra la recuperación física, otro hándicap al que deben enfrentarse las deportistas. Una de ellas ha sido Raquel Álvarez Polo, atleta toresana que este pasado fin de semana se colgaba una medalla de bronce en el Campeonato de España de Pista Cubierta ocho meses después de dar a luz a su pequeño Leo y lo hacía en el mismo pabellón donde lograba en 2016 su mejor marca, un salto de 1.90 que todavía es la tercera mejor de España.

Con 37 años, Álvarez Polo sigue manteniendo la ilusión y ambición solo propia de las grandes. Con una fuerza de voluntad envidiable y “picada con mi marido y entrenador” la deportista recuperó el apetito de los éxitos.

Cierto es que Raquel nunca dejó la actividad, ni siquiera en el embarazo y hasta los cinco meses de gestación siguió entrenando, aunque “como es lógico bajé el nivel”. “En ese momento me vieron que la placenta estaba baja y me dediqué a caminar con el perro, hasta que di a luz el 19 de junio”. A partir de ese momento, la zamorana abrió una nueva etapa en su vida, aunque nada le hacía pensar en volver a la alta competición. “A los tres días estaba ya caminando y poco a poco fui haciendo cosas: Sentadillas con el niño en brazos, zancadas y ese tipo de ejercicios. Como había tantas restricciones, solo podían entrar en el pabellón los federados y lo hice, así que desde octubre bajaba con el niño a los entrenamientos porque, además, mi marido es mi entrenador”.

Con el pequeño Leo siguiendo desde una pequeña alfombra los avances de su madre ella fue encontrándose cada vez mejor físicamente hasta que, después de unas semanas llegó la frase que lo cambio todo. “Enrique (entrenador) me picó para ver si podía saltar y quien de los dos saltaba más, y lo hice. Saltamos los dos 1.60 pero tuve muy buenas sensaciones”. A partir de ahí el gusanillo de volver a la competición se hizo más grande y llegaron las primeras pruebas, como el Autonómico, donde se proclamó campeona de Castilla y León, o un control de marcas en Soria, donde reside, y en el que hizo un 1.79 con el que “me sentí fenomenal”.

Eso fue en enero, y un mes más tarde ya estaba compitiendo en el Campeonato de España de pista cubierta en el que logró un bronce 22 años después de su primera medalla que, aunque le dejó un sabor agridulce, resulta todo un éxito. Raquel Álvarez Polo era la única saltadora que había competido y logrado medalla en el siglo XX y demostró que la maternidad no está reñida con los éxitos. “Éramos ocho más la mexicana que no entraba en concurso. El primer salto fue nulo, por lo que me despedí de la plata. Llegó el 1.74 y lo hice a la primera, y después, el 1.78 no pude, pero me dio rabia. Fue porque iba con tantas ganas de saltar...”. Al final, con el bronce sosegado, la toresana admite que es un gran éxito y es que, aunque se siente bien físicamente “y más ligera que nunca, no duermo lo mismo y no estoy entrenando al mismo nivel, así que creo que la medalla está fenomenal porque si me dicen esto hace dos meses, no me lo creo”. Esto, es solo el principio, y es que con su pequeño siempre acompañándola, Raquel quiere seguir disfrutando de su segunda mayor pasión, el atletismo, y energía no le falta.