El Zamora CF dijo adiós a su buena racha al caer con claridad ante un Celta B que impuso su mayor pegada en un duelo que los rojiblancos dominaron en el tramo inicial pero en el que se fueron al descanso por detrás en el marcador tras un gol de Lautaro. Una situación que no pudo remediar en una segunda mitad, periodo en el que siguió teniendo mayor posesión de balón que su rival pero en la que pagó caros sus despistes defensivos. El primero, a los pocos minutos de la reanudación, permitió a Soni hacer el 0-2; el último, ya en el descuento, anotar a Losada de libre directo el definitivo 0-3 para el cuadro vigués.

Con gran igualdad e intensidad, los dos equipos abrieron de forma eléctrica la contienda sobre un Ruta de la Plata que disfrutó de una primera parte vistosa. Al menos durante la media hora inicial en la que el marcador se mantuvo sin registrar goles.

Sequeira tapa el intento de remate de Coscia durante la segunda mitad del envite. | | EMILIO FRAILE

Los zamoranos fueron poco a poco tomando la manija del envite y, con un gran despliegue de su centro del campo, pasaron a poner en apuros a la zaga del filial celeste una vez se alcanzó el cuarto de hora de juego. Primero Vallejo, con un disparo desde lejos, y después Sergio García, en una rápida contra montada por Carlos Ramos, amagaron con alterar el 0-0. Fueron dos de las ocasiones de un cuadro rojiblanco que, pese a gozar también de más ocasiones a balón parado gracias a la altura de Astray, no encontró vía fácil para complicarle la tarde al meta Sequeira.

Esa falta de pólvora mostrada por los rojiblancos terminó por ser castigada. El Celta B despertó pasada la media hora de juego y, en una buena jugada por el centro del campo, acabó encontrando el resquicio preciso para hacer llegar el balón a Lautaro dentro del área. Una ocasión que el delantero celeste no perdonó, cruzando el cuero con gran potencia para batir a Mapisa y cambiar el guion del envite.

Con el marcador a su favor, los de Onésimo Sánchez pasaron a centrarse en defender las acometidas rojiblancas. Sin renunciar a poder ampliar su renta a la contra, como pudo hacer en un par de ocasiones tras pérdidas algo infantiles de balón por parte local, pero poniendo su esfuerzo en impedir de forma contundente la reacción local. Una estrategia que descentró a los de Movilla que, al igual que la grada, puso su foco en el arbitraje.

Sergio García trata de irse en velocidad de Ferrarés. | Emilio Fraile

Así, el Zamora CF perdió el rumbo trazado en minutos previos y llegó perdiendo al descanso, aunque Escudero y Astray cerca estuvieran de remediarlo a balón parado.

En el intermedio, Movilla vio con claridad que necesitaba un cambio de aires en la punta de su ofensiva y realizó dos sustituciones. Retiró a Sergio García y Escudero, apostando para acabar con la falta de pólvora arriba por Coscia y Perero. Un doble cambio que, pese a imprimir algo de carácter y profundidad a los rojiblancos en su ofensiva, no terminó de solucionar el problema.

Perero, asociado con Vallejo, dio un aire nuevo al ataque rojiblanco ante un Celta B más defensivo. Ambos colgaron varios centros al área y generaron algún acercamiento peligroso pero, a la hora de la verdad, ni Coscia ni el resto de sus compañeros llegaron a encontrar un remate con el que poner el empate en el marcador.

Los carnavales estuvieron presentes en la grada del Ruta de la Plata. | E. F.

Esa falta de conexión permitió al Celta B jugar con el tiempo a su favor. Más aún cuando, en un envío al área rojiblanca, el balón quedó suelto para que Soni pudiera rematar y hacer el segundo de la tarde para los celestes. Un tanto que obligaba a los locales a arriesgar aún más durante el resto de la segunda mitad.

El Zamora CF fue valiente y asumió el reto. Organizó rápidos ataques y fue muy incisivo por los costados. Sin embargo, nunca acabó de acertar con la meta rival. Ni Carlos Ramos desde la frontal con un potente chut raso; ni Coscia, tanto en centros laterales como con una diagonal que envió arriba; ni desde el córner, que se visitó con frecuencia. El muro vigués continuó infranqueable.

Onésimo vio crecer al Zamora CF e introdujo un triple cambio para dotar al filial de más gasolina antes de verse debilitar atrás. Un movimiento que interrumpió momentáneamente la reacción del plantel local, poseedor del cuero pero incapaz de generar nuevamente peligro hasta que solo restaban quince minutos para la conclusión.

Carlos Ramos trata de sacar un centro pese a la presencia del capitán del filial gallego. | Emilio Fraile

Buscó Movilla entonces dar todavía más mordiente a su equipo con la entrada de Ángel Romero y Dani Hache para intentar recortar diferencias con el tiempo apremiando a los rojiblancos. Sin embargo, el filial del Celta supo defender con sus líneas juntas, atrás, sin hacer concesiones y manejando bien los tiempos, mostrando una solidez envidiable.

Así, con el Zamora CF dominando el cuero y embotellando a su rival, se fueron los últimos minutos de una contienda en la que los rojiblancos comprobaron la importancia capital que tiene la efectividad en el fútbol. Una diferencia que acabó pagando aún más cara de lo esperado pues, en el último ataque celtiña, Losada transformó una falta desde la frontal del área para poner el definitivo 0-3 en el marcador.