El compañero de Sara García, Javier Vega, viajó ayer a Madrid desde Arabia Saudí en un avión medicalizado debido a las graves lesiones que sufrió en el accidente que protagonizó en la última etapa del Rally Dakar que se saldó con cuatro costillas rotas y una larga estancia en la UCI.

El piloto catalán recordó ayer que el pasado viernes día 15 en la ultima etapa del Rally a falta de solo 30 kilómetros para el final de la especial, “sufrí una caída en una doble duna cuando se me escapó el pie de la estribera. Pegué con el culo en el asiento y salí por orejas cayendo en seco”. 

Afortunadamente, en ese momento pasaba por allí su amigo Ashish Raorane que competía también en motos “y estuvo conmigo 10 minutos -añade Vega- hasta que recuperé medio el aire. Me llamaron a la baliza de la moto, y dije que estaba reparando. Me ayudó a levantar la moto pero solo fui capaz de llegar hasta la siguiente duna donde se me quedó empanzada y pensaba que ese era mi fin en la carrera”. “Se me acercaron niños arabes descalzos -añadió Vega en su cuenta de facebbok- y les pedi ayuda pero solo me daban agua”. 

Finalmente llegó otro piloto al que “le dije que me había caído y me dio una pastilla para el dolor que no me dejaba respirar y me sacó la moto de la cresta. Me subí en ella y volví a descansar 10 minutos. A todo esto llegaba andando un médico de la organización y me dijo que los niños le habían dicho que estaba mal”. 

“Despues de una buena charla, el médico me quería montar en el helicóptero para abandonar, le supliqué que me dejara continuar y finalmente me dijo que bajo mi responsabilidad, y que si en 10 minutos seguía igual, no me daba otra oportunidad”.

Vega comprobó en el roadbook que tan sólo quedaban 1,5 kilómetros de dunas y luego 28,5 más a meta: “Saqué fuerzas de flaqueza y solo estaba concentrado en mi muñeca y escuchar el motor”. 

“Logré salir de las dunas pero cuando alzo la mirada, me doy cuenta de que empieza un camino de piedras como melones y arena profunda”. Pero en ese momento “llegaron mis rescatadores”, Alexandre Azinhais y Fernando Domínguez: “Alex sacó dos pastillas más de un botiquín y me las tomé. Empezó la odisea. Ellos me levantaron la moto 3 o 4 veces, la veía en el suelo y no podía ni agacharme yo mismo. Alex me dijo las palabras mágicas: “Hasta aquí has llegado, tú decides. O llamamos al helicóptero o te subes ahora mismo y no dejas que se enfríe”. 

Y consiguió llegar al final de la especial: “Los 30 kilómetros más duros de mi vida. No tenía ganas ni de llorar, no sentía dolor, estaba en shock, y sabía que si quería acabar el Rally me quedaban 140 kilómetros de carretera. Despues de otro reconocimiento médico en ese punto y otra pelea para que me dejaran seguir, decidí terminar, aunque ahora bien escoltado por Sara García, Fernando Domínguez, y Alexandre Azinhais”.

Después de todo el sufrimiento -solo paró a descansar a medio camino y de pie para evitar vibraciones- consiguió llegar a la meta aunque con cuatro costillas rotas. (6, 7, 8 y 9), neumorotax derecho y hemotorax con 400 ml. de sangre. 

Después de 6 días en la UCI, Vega regresó en avión medicalizado a Madrid donde continuará su recuperación.

El compañero de Sara García mostró su agradecimiento “ a los que me han ayudado a terminar y a la organización del Dakar por su gran trato en estos días y por estar tan pendientes de mi. También agradezco todos los mensajes que he recibido de amigos que se preocuparon por mi. Los iré contestando poco a poco”.