Los renos, elfos, superhéroes, galletas y demás disfraces no pudieron dar a la Plaza Mayor el habitual ambiente festivo con el que se engalana el último día del año. No hubo disparo al viento, ni carrera multitudinaria para cerrar el 2020, un año para el olvido en muchos sentidos.

El coronavirus convirtió el pasado año en un cúmulo de pérdidas, incluida la de una carrera con más de 40 años de historia como la San Silvestre. La prueba, suspendida por motivos de seguridad sanitaria, tendrá que esperar a finales de 2021 para regresar en su forma más tradicional, aunque su espíritu se mantuvo vivo antes de las campanadas gracias al compromiso deportivo de muchos zamoranos.

No hubo carrera deportiva como tal pero se puede decir que, como digno colofón a un peculiar 2020, Zamora disfrutó de una San Silvestre diferente. Una sin dorsales, sin disfraces y bullicio, compuesta únicamente por su esencia más pura y el respeto a las normas de seguridad vigentes por el COVID-19.

El ejemplo más claro de esta particular forma de dar vida a la tradición atlética de fin de año la protagonizó el habitual organizador de la San Silvestre, el Club Atletismo Zamora.

Con el bosque de Valorio como escenario, la entidad zamorana se reunió para celebrar una pequeña carrera entre un número reducido de atletas. Sin listas abiertas, inscripciones o dorsales; simplemente, amantes del atletismo queriendo cerrar 2020 practicando su deporte favorito en compañía de algunos pocos amigos.

La cita, que tuvo lugar a las 12.00 horas y en la que se mantuvo control estricto del protocolo sanitario, contó con una carrera para niños desarrollada sobre un trazado de dos kilómetros y otra para adultos cuyo recorrido constó de algo más de cinco kilómetros.

Respetando distancias y evitando aglomeraciones, estos atletas mantuvieron la tradición y el espíritu de la San Silvestre con Alma de las Heras y Rubén Barrio cruzando la línea de meta por delante del resto de sus compañeros como Roberto Martín y Manuel Fernández, segundo y tercero en categoría masculina; o Vicky Pérez y Nerea Miguel en categoría femenina.

La jornada, segura y amena, rindió culto a la perfección al gran evento que habitualmente convierte la Plaza Mayor en el epicentro de la última fiesta deportiva del año. Un homenaje que tuvo múltiples réplicas a lo largo del pasado 31 de diciembre en el resto de barrios y calles de Zamora, siendo posible ver a lo largo de todo el día a deportistas y amigos corriendo en pequeños grupos por toda la ciudad para dejar atrás 2020. La orilla del Duero, la aldehuela o el centro de la capital fueron los sitios donde más se dejó sentir la tradición de una San Silvestre que, si bien no se celebró, se mantuvo viva en el corazón de sus corredores. Atletas que esperan a que 2021 traiga consigo un cambio que pueda dar lugar a celebrar, bajo las lógicas medidas de seguridad, nuevas pruebas como la Media Maratón de Zamora prevista para finales del próximo mes de febrero.