El Zamora Rutas del Vino regresó ayer a casa para disputar su primer partido oficial en el Ángel Nieto casi ocho meses después del último. Una vuelta feliz, pues a pesar del desangelado aspecto de las gradas por las medidas sanitarias, consiguió imponerse por 34-28 al Ikasa Madrid y enlazar así dos victorias consecutivas en esta División de Honor Plata.

En el día de Todos los Santos, el guion de la contienda protagonizada por los pistacho fue propio de Halloween. Inicio incierto, sensación de estabilidad, minutos de horror, posterior tensión y final feliz. Un desarrollo fruto, principalmente, de una segunda parte en la que el Ikasa Madrid fue capaz de levantarse del pozo que parecía el 19-12 que imperaba al descanso.

Los madrileños, colistas del Grupo B, se plantaron en Zamora dispuestos a amargar el estreno liguero en casa del cuadro de Margareto. Pusieron ganas y llevaron la voz cantante durante el intercambio de goles que abrió el choque. Sin embargo, siempre encontraron respuesta por parte de Guille, autor de los dos primeros goles, o de Nacho López y Nico Samudio. Así, tras el paso por los primeros diez minutos, el duelo seguía igualado.

Ricardo Margareto. | N. R.

Amenazó Ikasa Madrid con romper ese equilibrio en la primera exclusión del partido, señalada sobre Toni Sánchez (7-7, m. 12), pero la zaga zamorana se mostró muy firme en zona central y mantuvo el tipo. Es más, ni siquiera acusó el esfuerzo de jugar con un hombre menos, siendo el origen del primer parcial importante del duelo en favor del Zamora Rutas del Vino. Un 3-0 con recuperaciones y ataques en primera oleada que forzaron el tiempo muerto visitante (10-7, m. 17).

Con una pequeña renta a su favor, el plantel pistacho puso su esfuerzo en defender. Una tarea en la que Samudio y Sánchez firmaron una actuación espectacular. Su desempeño fue clave para secar al ataque rival y permitir a jugadores como Aravena, con dos goles, asentar el dominio local (12-8). Habría complicaciones pero, en líneas generales, el equipo de Margareto fue muy solvente. Tanto atrás como adelante, donde además de correr era capaz de anotar con ataques posiciones pese a contar de nuevo con un hombre menos.

Con estos argumentos, la renta zamorana fue creciendo durante los diez últimos minutos del primer acto. Los primeros goles de Cubi, varios aciertos de Horcajada y la entrada de Sarasola, además de las primeras paradas importantes de Mendieta, contribuyeron a que los locales rompieran el partido a su favor antes del paso por vestuarios. Tiempo que alcanzaron con siete goles de renta (19-12).

El partido parecía bajo control e Ikasa Madrid no daba síntomas de poder asustar al Zamora Rutas del Vino pero, en el segundo acto, los locales se relajaron y casi lo acaban pagando.

La falta de fortuna en algunos lanzamientos y el tener que lidiar continuamente con un arbitraje de criterio dispar en ambas áreas fueron haciendo mella en un Zamora Rutas del Vino menos concentrado en su defensa. Ikasa Madrid tardó en sacar partido de esta situación pero, diez minutos después de reanudarse el partido, movió ficha para volver a meterse en el partido.

Como un peligroso zombie, los visitantes salieron del pozo en el que se habían metido y empezaron a recortar terreno en el luminoso. Ataques certeros, eficientes tanto por el centro como por los laterales, y defensas pegajosas fueron sus armas. Así, pese a las muestras de talento de Nacho o Aravena, el marcador era cada vez más compacto (22-17, m. 38).

La incertidumbre, propia de una película de terror, alcanzó su clímax minutos después. Con puesta en escena de una defensa con avanzado por parte del Ikasa Madrid, la renta zamorana fue bajando de cuatro goles (punto en el que Margareto detuvo el partido en busca de soluciones y en el que se mantuvo el partido hasta casi quince minutos para el final) al 26-25 que imperaba cuando el partido entraba en su desenlace.

Sin embargo, la cinta de horror no acabó en carnicería esta vez. El partido tuvo un desenlace amable con los protagonistas que, espoleados por la escasa afición presente en las gradas, tiró de sangre fría para solventar la papeleta. Y es que, en pleno desconcierto, el Zamora Rutas del Vino se sacudió el miedo volviendo a la senda que tan buenos frutos le dio al inicio del choque. Defensa a ultranza y ataques veloces. Es más, tras sufrir hasta cuatro exclusiones, dio un paso adelante en su juego en inferioridad y apuntilló a su rival durante la quinta.

Apareció de nuevo Guille, para anotar un gol clave, y Mendieta, que frenó a los adversarios con varias atajadas y puso el 30-26 a falta de tres minutos y medio para el final. Además, si había alguna duda, tanto Samudio y López zanjaron el duelo con otro par de zarpazos al corazón de un Ikasa Madrid que, pese a todo, peleó hasta el final.

Una conclusión a la que se llegó con 34-28 en el marcador, tras un postrero gol de Jaime. Un tanteo que no reflejó la tensión que por un momento se vivió en el Ángel Nieto, casa de un Zamora Rutas del Vino que agradó en su vuelta al hogar pero al que se le notaron lagunas fruto de su incosistencia y las bajas acumuladas.

“LA MENTALIDAD PESó TRAS EL ASUETO”

Ricardo Margareto, técnico del Zamora Rutas del Vino, no dudó en confesar que ayer su equipo pasó una segunda parte llena de apuros ante Ikasa Madrid debido a “la mentalidad” y la diferencia que hubo cuando el equipo jugó “en igualdad a jugar con siete goles arriba”.

“Hemos empezado bien en ataque y, cuando hemos ajustado la defensa, pues hemos empezado a cortar balones y a generar ventaja. Sabíamos que ellos iban a sufrir en el repliegue y hemos roto el partido al contrataque. Sin embargo, en la segunda parte creo que la mentalidad pesó bastante”, explicaba Margareto, añadiendo: “Aunque el entrenador diga que hay que seguir con el mismo ritmo, es difícil, al final no juegas igual ganando de siete que igualados y eso nos hizo mella. Poco a poco el rival se mete en el partido y, cuando te quieres dar cuenta, faltan diez minutos y está igualado”. Pese a ello, el entrenador destacó que “a nivel físico, el equipo se mantuvo bien y más fresco que el rival por lo que, cuando ellos arriesgaron, pues se pudieron conseguir goles fáciles para ganar el duelo”. “Hemos tenido la sangre fría suficiente para ello y estoy orgulloso del equipo porque lo ha dado todo para lograr el triunfo”, sentenció.