Ángel Fernández ha tenido que asumir el extraño papel de entrenador en una pretemporada marcada por el COVID en la que no sólo ha tenido que echar mano de sus conocimientos como entrenador de basket, sino también ejercer de padre, sicólogo, amigo o asesor sentimental de un grupo de jugadoras que se ha visto cercado por la pandemia y que ha tenido que revivir el confinamiento.

De poco ha servido la cuidada planificación que había realizado junto a su equipo técnico de una pretemporada que se presentaba interesantísima con hasta siete partidos amistosos.

El “bicho” arruinó todos los planes y al final, ha sido más importante conseguir frenar la entrada de la pandemia en el grupo, que afrontar el siempre complicado reto de conjuntar una plantilla con muchas jugadoras nuevas.

Jugadoras del CD Zamarat. Presentación 2020/21

Fernández Juliá sabe cómo desarrollar pretemporadas, pero los protocolos sanitarios son otra cosa y han sustituído este año a los “scoutings”.

Pero este nuevo Zamarat ha sabido sobrevivir al coronavirus y ahora, con los PCR ya negativos, comienza de verdad la campaña en la que tendrá que entrar de cabeza y casi sin tiempo para nada. No pudo jugarse ayer el partido de Logroño, pero ya nadie se acuerda, ya sólo importa el AlQazeres contra el que no se pudo jugar ninguno de los dos amistosos que estaban previstos.

Leche Gaza

Ángel Fernández dispone de un equipo nuevo al que todavía le falta por incorporar a la recién llegada Valeria Berezhiska y a la confinada Sarah Sagerer, dos jugadoras que darán una buena consistencia al juego interior de un equipo nacido para jugar desde el perímetro con jugadoras de indudable calidad en el tiro.

Es el momento de ellas, el momento de que se ganen su puesto y su prestigio.