El Zamora CF inició ayer la segunda semana de trabajo de su pretemporada y lo hizo sin ningún sobresalto aparente, con una doble sesión en la que el grupo trabajó unido en busca de dar forma al nuevo conjunto rojiblanco que peleará en Segunda B este año.

A veces, la mejor noticia es que no haya noticia alguna. Que la rutina siga su curso y el trabajo vaya cobrando forma. Un camino por el que transcurre ahora mismo la pretemporada del Zamora CF, donde la segunda semana se inicio con la vista puesta únicamente en el crecimiento del equipo de cara al reto que le espera.

A diferencia del pasado jueves, cuando los jugadores volvieron a pisar el césped, el Zamora CF pudo ya ejercitarse en conjunto. Sin necesidad de divisiones, más allá de la que dictara el plan de entrenamiento diseñado por Movilla. Así, se pudo ver, desde primer minuto de la jornada de trabajo, el buen ambiente que reina en el vestuario con todos los futbolistas calentando en conjunto e intercambiando risas y comentarios antes de entrar plenamente en faena. Una situación que hizo indicar que, al ver a los 21 jugadores juntos, todas las PCR que se realizaron el pasado 10 de septiembre resultaron negativas.

Con el apartado higiénico-sanitario controlado por parte de los rojiblancos, el conjunto de David Movilla volvió al trabajo con una exigente doble sesión con una parte matutina más física y una vespertina en la que, por fin, el balón fue más protagonista.

En las horas de entrenamiento de la tarde se pudo ver a los recién llegados tocando balón junto a sus nuevos compañeros. Bien integrados en el apartado técnico pero, quizá, algo más perdidos en lo que al táctico se refiere, como quedó reflejado en algunas rutinas de posesión en las que se movían con más dificultad que los más veteranos.

Aun así, los fichajes dejaron varios detalles de calidad dentro de una sesión enfocada a asimilar conceptos de ataque. Un trabajo en el que Movilla explicó a sus hombres varias de las ideas que intentarán poner en práctica sobre el verde esta temporada.