“No está todo hecho hasta que se pone en un papel y se firma”, dijo ayer Ronald Koeman antes de coger un avión y presentarse en Barcelona para regresar a la que hace años fue su casa. Un Camp Nou al que vuelve para tomar las riendas de un proyecto blaugrana agotado, desecho a trizas por la humillante eliminatoria de Champions ante el Bayern Múnich.

El técnico holandés aterrizó ayer en Barcelona y, casi con seguridad pues falta firmarlo en un papel, dirigirá a un conjunto cuya “profunda reestructuración”, palabras utilizadas por el Barça, empezó por la destitución del anterior inquilino del banquillo, Quique Setién, y siguió ayer por la rescisión del contrato de Éric Abidal, secretario técnico.

El galo, que fue el encargado de comunicar a Setién su salida del FC Barcelona, dejará el club dos años después de ocupar un puesto que anteriormente tuvo Roberto Fernández y, antes de él, Andoni Zubizarreta.

“El club expresa públicamente su agradecimiento a Éric Abidal por la profesionalidad, el compromiso, la dedicación y el trato positivo y cercano que ha mostrado siempre hacia todos los estamentos que conforman la familia azulgrana, y le desea suerte y éxitos en el futuro”, afirmó el FC Barcelona en un escueto comunicado, antes de reunirse con Ronald Koeman para poner en marcha el proyecto para el próximo año.

La reunión entre el holandés y la junta directiva no trascendió pero quedó clara la intención del Barça cuando Bartomeu compareció (únicamente ante medios de comunicación catalanes) para asegurar que “si nada se tuerce” Koeman será el cuarto técnico bajo su gestión.

Bartomeu aprovechó ayer para hacer autocrítica y confesar que él fue el principal responsable de “dar una oportunidad más” a la actual generación de futbolistas y a Ernesto Valverde tras el fracaso de la temporada anterior ante el Liverpool. “La renovación será tan profunda como sea necesaria. Fui yo quien decidí dar la oportunidad a esta generación de otro año más. Quizá era el momento de iniciar el año pasado la renovación”, advirtió, señalando a Messi como único jugador intocable al ser “el mejor del mundo”. Unos cambios que acometerá Koeman junto a planes con el inconveniente de unas arcas venidas a menos por el coronavirus, según señaló ayer el propio presidente blaugrana.