1. La Liga española no es la mejor Liga del mundo. En un capítulo de la serie “The Newsroom”, una estudiante pregunta a Will McAvoy por qué Estados Unidos es el mejor país del mundo, y la respuesta del periodista es demoledora: Estados Unidos no es el mejor país del mundo. ¿Libertad? En Canadá también tienen libertad, y en el Reino Unido, Francia, Bélgica… Estados Unidos solo es el primero en número de encarcelados per cápita, número de adultos que creen que los ángeles existen y gastos en defensa. Claro que Estados Unidos era el mejor país del mundo, dice McAvoy, cuando el país se dirigía a las estrellas y tenía los mejores artistas. Pero ya no. El primer paso para resolver un problema es reconocer que existe. Si a McAvoy le preguntamos por qué la Liga española es la mejor Liga de mundo, responderá que no es cierto. Ningún equipo de la Liga disputará las semifinales de la Liga de Campeones. La Liga española paga sueldos escandalosos, es tan emocionante como el tres en raya y sigue creyendo que los ángeles existen. Hubo un tiempo en que los equipos españoles exploraban el universo del fútbol, pero ya no. El primer paso para resolver los problemas de la Liga española es reconocer que existen.

2. El Barça es un equipo que se ha derrumbado por los cimientos. El cultivo de olivares, una de las señas de identidad de la antigua Grecia, da mucho trabajo y exige planificación y una inteligencia poderosa. Los olivos tardan años en dar fruto, y los griegos que los plantaban sabían que su esfuerzo beneficiaría a sus hijos o nietos, pero no a ellos mismos. Además, el olivo necesita muchos cuidados porque hay que podarlo, regarlo, fertilizarlo… El Barça que fue destrozado por el Bayern de Múnich en Lisboa es un equipo que ha perdido sus señas de identidad porque ha dejado de plantar olivos y ha descuidado los que tenía. La Masía, como los olivos, exige planificación e inteligencia. Los futbolistas tardan años en dar fruto, y los dirigentes del club deben saber que el esfuerzo en la cantera beneficiará a los hijos o nietos del equipo titular, pero no a ellos mismos. Ansu Fati no es la solución para sostener la decadencia de Messi porque el jovencísimo canterano culé necesita ser podado, regado y fertilizado. Los cimientos del Barça están arrasados, y no hay dinero para importar aceite de calidad.

3. El Leipzig es un equipo hegeliano. El filósofo Hegel no se maravillaba ante los fenómenos naturales, y llegó a comparar el cielo que tanto inspiraba a los románticos con una erupción cutánea. La multiplicidad de estrellas le parecía tan poco admirable como la multiplicidad que se produce en un hormiguero. El Leipzig que se llevó por delante al Atlético de Madrid y que se enfrentará al PSG en una semifinal de la Liga de Campeones no se maravilla ante los fenómenos naturales, y la multiplicidad de estrellas del PSG le parece tan poco imponente como un enjambre de moscas. ¿Cuántos futbolistas del Leipzig podemos citar los aficionados? ¿Hay algún Neymar, algún Mbappé, Icardi o Draxler? El hegeliano Leipzig no inspira a los románticos, pero es capaz de escribir una “Fenomenología del Espíritu” que le plante en la final de la Liga de Campeones.