Bilbao, Ramón OROSA

Sergio Ramos, transformando con autoridad un penalti sancionado a instancias del VAR por pisotón de Dani García a Marcelo, permitió al Real Madrid derrotar al Athletic en San Mamés y acerca al título liguero al conjunto blanco. El Athletic se quejó de que el VAR no revisase una jugada parecida unos minutos después con pisotón de Sergio Ramos a Raúl García que no fue sancionado.

De inicio, Zidane dejó a Kroos en el banquillo y apostó por Rodrygo y Asensio como acompañantes de Benzema en ataque. Arrancó mejor el Madrid, presionando arriba a un Athletic al que le costaba zafarse en la salida del balón. Los de Zidane, además, tuvieron la primera ocasión, una falta directa desde más allá de 20 metros en la que Asensio obligó a Simón a despejar apurado. Respondió el Athletic con un cabezazo de Raúl, a centro de Unai López, que tuvo una respuesta parecida en Courtois, y varias cabalgadas de Williams que el veloz delantero bilbaíno no logró terminar bien.

En la primera, luego sancionada con fuera de juego, Marcelo le bloqueó el remate; la segunda se la cortó, listo y rápido, Militao; en la tercera buscó una escuadra y el balón se le fue un poco alto; y en la cuarta también salió por encima del larguero una picada. En el tiempo añadido, a Benzema también se le fue un cabezazo en una inmejorable posición.

Se mantuvo el tono de no demasiada intensidad el comienzo del segundo tiempo, aunque con dominio blanco. No llegaba a crear ocasiones ninguno, pero el Madrid amenazó con un tiro de Modric y, sobre todo, en un balón en el área que Benzema bajó con el pecho sin encontrar un compañero al que pasar y sí un rival que se le echó encima hasta neutralizarle.

Hasta que llegó el gol, a instancias del VAR. Un penalti por pisotón de Dani García a Marcelo, protestado por el Athletic, que transformó Ramos. Una jugada muy parecida en el otro área, con pisotón de Sergio Ramos a Raúl García, no fue sancionada. Tuvo opciones de empatar el Athletic, pero ni De Marcos estuvo fino en el área ni Villalibre encontró un compañero en un centro al área ni Sancet sacó nada de una incursión peligrosa.