La pandemia del coronavirus ha hecho que el club Equus Duri se haya quedado desierto en la que se presentaba como una temporada llena de grandes eventos deportivos, y los caballos que residen habitualmente en el centro hípico de Pereruela se mantienen a la espera de que la pandemia se retire y puedan volver a saltar y trotar a la rienda de sus jinetes. Las normas dictadas por las autoridades impiden que nadie pueda desplazarse a Equus Durii, a excepción de las dos personas que se encargan de cuidar a los animales: alimentarlos convenientemente y facilitarles el ejercicio imprescindible para que se mantengan sanos.

El club ha establecido unos servicios mínimos pues los caballos son prioritarios y no se pueden abandonar. Es necesario seguirlos cuidando. La dirección del centro ha establecido que sea una persona la que se encargue de la limpieza y mantenimiento, y otra que asume el entrenamiento. Los propietarios no tienen autorización para desplazarse y montar a sus caballos, aunque sí pueden hacerlo los profesionales. No sería conveniente que los particulares montasen ya que, entre otras cosas, los seguros deportivos están cancelados y además cualquier accidente supondría recargar el sistema sanitario.

Un jinete profesional se encarga de sacar a pasear a los animales todos los días, darles cuerda y prestarles el resto de cuidados necesarios. Especial importancia adquiere en esta situación la alimentación. Los caballos tienen que llevar un régimen de comidas muy controlado porque, si comen mucho y no trabajan, pueden llegar a sufrir cólicos por obstrucciones en los intestinos. Cuando se van a mover menos de lo habitual, lo aconsejable es que se incremente la cantidad de fibra (forrajes) y se baje la de piensos. Todo ello se complementa haciéndoles trabajar en el caminador y dándoles cuerda. El encargado puede también montar algún caballo que lo necesite porque no se le puede ejercitar de otra forma. En todo caso, el jinete encargado calibra el tipo de ejercicio que cada animal debe realizar durante este tiempo de reclusión.

En Equus Duri permanecen prácticamente todos los caballos que residen allí durante todo el año, muchos de ellos pertenecientes a la escuela de equitación del propio centro, y otros cuyos propietarios los tienen alojados.

El centro ecuestre de Pereruela ha tenido que suspender la primera parte del calendario previsto para esta temporada en la que se había convertido en el epicentro de la hípica de Castilla y León, y de varias pruebas de carácter nacional tanto en saltos como en doma. La Federación Española ha ordenado suspender todas las competiciones hasta el mes de abril y se está a la espera de saber si se podrá retomar en mayo. Se han perdido ya cuatro competiciones de primer nivel.

Cuando se produce un parón en la actividad de los caballos, como puede ser éste que como mínimo va a ser de uno o dos meses, los animales pierden mucha musculatura pese a que se intenta mantenerlos en la mejor forma posible. Pero no pueden saltar ni realizar otros esfuerzos, con lo que no están al nivel que exige la competición. Son atletas, y cuando un atleta no entrena lo suficiente, pierde musculatura. Aunque pudiera retomarse la competición en abril o mayo, va a ser complicado que los caballos estén preparados.

Por todo ello, el programa de competiciones habrá que readaptarlo y volver a iniciar la temporada con concursos más suaves, con alturas más controladas y recorridos más ligeros. Será necesario volver a comenzar de cero, prácticamente.

Las pérdidas para Equus Duri serán enormes porque además se han suspendido las clases y va a ser complicado retomarlas a estas alturas del curso.