La incertidumbre por las medidas para frenar al coronavirus, incluida la posible suspensión de la carrera, envuelven al Gran Premio de Australia, punto de partida de un Mundial de Fórmula 1 señalado en rojo por Lewis Hamilton (Mercedes), que puede convertirse en el piloto más laureado de la historia, y que no contará con la presencia de Carlos Sainz (McLaren). A escasas horas de que empiecen a rodar los nuevos bólidos sobre el circuito de Melbourne Park, todavía es una incógnita si se disputará la primera carrera del año por la amenaza de un virus que ya ha puesto en jaque a la mayoría del deporte mundial, obligando a suspender grandes competiciones a lo largo de todo el planeta. Tras el aplazamiento del Gran Premio de China y la prohibición de público en las gradas durante el Gran Premio de Baréin, segunda cita del calendario que en teoría se debería disputar la semana que viene, Australia puede ser la tercera carrera afectada y así lo han pedido los propios pilotos.