El Caja Rural sucumbió ayer en casa ante Estudiantes Lugo, rival directo en la lucha por la permanencia, en un duelo en el que los zamoranos se mantuvieron en el partido hasta que su porcentaje de aciertos desde el perímetro dio para liderar el casillero. Una vez ese recurso no fue tan efectivo, los gallegos fueron amos y señores de la contienda, aprovechando la nula defensa zamorana para firmar un escandaloso marcador 87-113).

Con algunas dudas y una defensa asequible para Estudiantes de Lugo, el Caja Rural arrancó la contienda por detrás en el marcador. Sin embargo, Mbowe reaccionaba y, entre él y Pujadas, los locales fueron capaces de empatar poco después y pasar a tomar el mando del partido con un par de triples como herramienta.

Precisamente, fue desde el exterior donde el Caja Rural asentó su dominio de la contienda. Cubero y Riverol vieron el aro como una piscina más allá de la zona visitante al inicio del duelo, aumentando así de forma progresiva la renta zamorana. Una distancia que llegó dispararse, forzando el tiempo muerto del cuadro lucense (23-15, m. m. 8) y dejando el luminoso en 32-21 al término del primer acto con los primeros puntos de Robles en mucho tiempo sobre la pista del Ángel Nieto.

De forma bien diferente se inició el segundo periodo. Estudiantes de Lugo firmó un parcial de 0-4 con el que recuperó el aliento y pasó a marcar el ritmo del encuentro. Los gallegos intensificaron su defensa y con la altura de sus pívot empezó a reducir diferencias ante la nula defensa local bajo el aro. Así, y pese a que Riverol engordaba el casillero del Caja Rural, la contienda volvió a estar más o menos pareja, llegándose al ecuador del cuarto con 42-39 como tanteo. Números que llegaron a igualarse a un minuto para el descanso, al que se llegó con 54-52 gracias a un triple de Robles.

Necesitado de algo más que su impresionante acierto desde el perímetro (63% al paso por vestuarios), Caja Rural regresó a pista con la obligación de intensificar su defensa en el tercer cuarto. Un objetivo que no logró durante la reanudación ante un Estudiantes de Lugo que anotaba sin problemas en pleno desconcierto local. Situación que forzó el tiempo muerto local a los minutos de juego (54-61).

Buscaba una reacción el Caja Rural, un parcial que volviera a meterle en partido, pero Estudiantes de Lugo se mostró inasequible. Únicamente Robertson, con dos triples, daba réplica a la imperante formación gallega. Poco bagaje para el ataque de un equipo que se apostó la victoria a su acierto exterior y que no tuvo control ni en la pintura propia ni en la ajena en el periodo decisivo. Así quedó reflejado en el tanteo antes del desenlace, habiendo cerrado los de Domínguez el tercer parcial con diez puntos más en su haber por los 32 logrados por la formación visitante (64-84).

Con veinte puntos abajo en el marcador, poco o nada tenía que Caja Rural que hacer. Sí que mejoró, gracias en gran medida a Robles, el ataque zamorano pero no fue suficiente como para volver a inquietar a un Estudiantes de Lugo que siguió viendo aro con notable facilidad. Los diez minutos finales solo sirvieron para ver como Queralt abandonaba lesionado la pista y los visitantes se iban más allá de los 100 puntos para ganar la contienda con una diferencia impensable antes de la segunda mitad (87-113).