Pésimo encuentro el firmado ayer por un Zamora Rutas del Vino que no termina de encadenar buenos partidos en liga y que ayer, frente a un rival directo, salió zarandeado de Antequera. En esta ocasión, los pistacho apenas pudieron plantar batalla ante un Conservas Alsur que puso un alto ritmo de juego desde los primeros minutos. Un compás que incomodó a los zamoranos de tal manera que su ataque se desvaneció para dar lugar al abultado 25-16 final.

En el inicio los zamoranos se encontraron con una defensa seis cero local muy aguerrida y presionante más cuatro buenas paradas de su portería, incluido un siete metros a Ramiro Martínez, que pese a que la portería visitante también comenzó el duelo muy entonada, tendrían su reflejo en el marcador en estos primeros compases, parcial antequerano de 2-0 en el minuto cinco.

Los colegiados no tardaron en enseñar tarjetas amarillas y penalizar el duro contacto físico que se estaba produciendo, hecho que avivó los ánimos de un Fernando Argüelles siempre caliente, pero los vinateros no estaban cómodos arriba y aunque inauguraron su casillero de goles tras siete minutos en una acción de contragolpe, los problemas no se acabaron y continuaron cediendo terreno ante un oponente que jugaba a otra velocidad diferente, 6-1 en el minuto once y Leo Álvarez tenía que parar el juego porque el encuentro se le estaba marchando de las manos con demasiada facilidad

y rapidez.Después sus pupilos atacaron algo mejor, fundamentalmente tras la exclusión de un Alberto Castro que no se cortó

a la hora de tumbar a un rival con una maniobra más propia de las artes marciales, pero la auténtica mejoría fue producto de un cambio de actitud en defensa que trajo consigo las primeras contras sin oposición para marcar, parcial de 0-3 para el 7-5 superado el cuarto de hora y tiempo muerto obligado para el entrenador local Lorenzo Ruíz.

La charla del técnico y una más que rigurosa exclusión a Dalmau revitalizaron a los locales, pero los zamoranos ahora eran un equipo mucho más compacto atrás y su portería cada vez aportaba más.

La diferencia en el marcador cada vez se hacía más pequeña, en una fase de pocos goles que daba como guarismo un ajustado 8-6 a falta de siete minutos para el descanso. Sin embargo, la portería antequerana reapareció en el tramo final del primer acto y gracias a sus intervenciones los locales pudieron correr con ventaja y apuntarse un parcial muy dañino de 3-0 que abría de nuevo la brecha. Dos minutos habían bastado para que Zamora Rutas del Vino volviera a cometer errores y se alejara de los andaluces (11-6).

De ahí al final del primer periodo pocas cosas variaron. El duelo de porterías resultó precioso, máxime porque se jugó con más espacios y algunas paradas fueron a bocajarro, pero las diferencias se mantuvieron y los visitantes no reaccionaban. Al descanso 12-8. Un tanteo que dejaba clara la necesidad zamorana de una reacción y un cambio de estrategia para puntuar en el Fernando Argüelles.

No había acabado bien el primer periodo y no encontró esa reacción inmediata en su paso por los vestuarios el conjunto zamorano. De hecho, regresó al partido con los mismos males en su juego, siendo de nuevo poco consistente en defensa ante un Conservas Alsur que mantuvo al buen tono de los instantes previos al intermedio.

Durante unos primeros instantes, la portería zamorana conseguía salvar los muebles pero, poco a poco, esto dejaría de ser así. Además, el ataque visitante ahora tampoco era fluido y el panorama siguió complicándose más y más para los de Álvarez. El técnico pronto se vio obligado a parar el partido buscando romper una dinámica que dejaba a los suyos fuera de la lucha por la victoria (16-9, m. 35).

De nuevo en pista, los visitantes mejorarían sus prestaciones ofensivas, lo que no era demasiado complicado, pero lo cierto es que siguieron cediendo demasiado atrás ante un oponente que se fajaba gustoso en el cuerpo a cuerpo y que exhibía en todo momento una actitud proactiva. Así la renta fue aumentando sin remedio, 21-12 superado el cuarto de hora, y los zamoranos se fueron hundiendo en lo anímico para entregar la derrota mucho antes del final. Un desenlace al que se llegó con todo decidido.

Ahora Mouriño marraba alto otro siete metros y en la siguiente su compañero entraba sólo por el costado pero pisaba la línea y el tanto no subía al electrónico. Todavía quedaba mucho y la pelea por el resultado ya se había terminado. Y también la lucha por el golaverage.

De ahí a la conclusión, el encuentro fue un castigo para los zamoranos, que bajaron los brazos y asistieron impasibles al jolgorio de la afición de un Conservas Alsur que sacó todos los defectos del bloque pistacho en un partido en el que los visitantes se dejaron los goles en casa.