Mal partido a domicilio de un BM Zamora Rutas del Vino que ante el Conservas Alsur Antequera no fue capaz de plantar casi batalla. En un choque jugado a un alto ritmo los zamoranos no se encontraron cómodos nunca y en el final de la primera y comienzo de la segunda cedieron una renta que no sólo sería insalvable después, si no que además terminó siendo muy abultada y clara, con demasiados minutos finales sin nada de emoción.

En el inicio los zamoranos se encontraron con una defensa seis cero local muy aguerrida y presionante más cuatro buenas paradas de su portería, incluido un siete metros a Ramiro Martínez, que pese a que la portería zamorana también comenzó el duelo muy entonada, tendrían su reflejo en el marcador en estos primeros compases, parcial antequerano de 2-0 en el minuto cinco.

Los colegiados no tardaron en enseñar tarjetas amarillas y penalizar el duro contacto físico que se estaba produciendo, hecho que avivó los ánimos de un Fernando Argüelles siempre caliente, pero los visitantes no estaban cómodos arriba y aunque inauguraron su casillero de goles tras siete minutos en una acción de contragolpe, los problemas no se acabaron y continuaron cediendo terreno ante un oponente que jugaba a otra velocidad diferente, 6-1 en el minuto once y Leo Álvarez tenía que parar el juego porque el encuentro se le estaba marchando de las manos con demasiada facilidad y rapidez.

Después sus pupilos atacaron algo mejor, fundamentalmente tras la exclusión de un Alberto Castro que no se cortó a la hora de tumbar a un rival con una maniobra más propia de las artes marciales, pero la auténtica mejoría fue producto de un cambio de actitud en defensa que trajo consigo las primeras contras sin oposición para marcar, parcial de 0-3 para el 7-5 superado el cuarto de hora y tiempo muerto obligado para el entrenador local Lorenzo Ruíz.

La charla del técnico y una más que rigurosa exclusión a Huix revitalizaron a los verdes, pero los zamoranos ahora eran un equipo mucho más compacto atrás y su portería cada vez aportaba más, por lo que el luminoso siguió ajustado pese a atravesar por una fase de pocos goles, 8-6 a falta de siete para el descanso. Sin embargo, la portería antequerana tomó el relevo y gracias a sus intervenciones los locales pudieron correr con ventaja y apuntarse un parcial muy dañino de 3-0 que abría de nuevo la brecha, 11-6 dos minutos más tarde. El Zamora volvía a cometer demasiados errores.

De ahí al final del primer periodo pocas cosas variaron. El duelo de porterías resultó precioso, máxime porque se jugó con más espacios y algunas paradas fueron a bocajarro, pero las diferencias se mantuvieron y los visitantes no reaccionaban. Al descanso 12-8.

No había acabado bien el primer periodo y no entró bien tras el paso por los vestuarios el conjunto zamorano, otra vez poco consistente en defensa, y en los primeros instantes fue su portería quien de nuevo salvaba los muebles, pero ahora el ataque tampoco era fluído y el panorama siguió complicándose, por lo que se produjo un nuevo parón obligado, máxima con el 16-9 en el minuto cinco.

De nuevo en la pista los visitantes mejorarían sus prestaciones ofensivas, lo que no era demasiado complicado, pero lo cierto es que siguieron cediendo demasiado atrás ante un oponente que se fajaba gustoso en el cuerpo a cuerpo y que exhibía en todo momento una actitud proactiva que rozaba los límites de la dureza. Así la renta fue aumentando sin remedio, 21-12 superado el cuarto de hora, y los zamoranos se fueron hundiendo en lo anímico para entregar la derrota mucho antes del final.

Ahora Mouriño marraba alto otro siete metros y en la siguiente su compañero entraba sólo por el costado pero pisaba la línea y el tanto no subía al electrónico. Todavía quedaba mucho y la pelea por el resultado ya se había terminado.

De ahí a la conclusión el encuentro fue un castigo para los zamoranos, que bajaron los brazos y asistieron impasibles al jolgorio de una grada dichosa por la victoria de los suyos.