Un día después de conocer que aseguraba el número uno al final de esta temporada, Rafa Nadal se premió con una victoria en las Finales ATP ante el griego Stefanos Tsitsipas, por 6-7 (4), 6-4 y 7-5, una victoria que sin embargo no fue suficiente parea lograr el pase a las semifinales por la victoria del alemán Alexander Zverev, defensor del título, sobre el ruso Daniil Medvedev por 6-4 y 7-6 (4).

En las semifinales de este sábado, Tsitsipas se enfrentará con el suizo Roger Federer, y Zverev con el austríaco Dominic Thiem.

En esta jornada crucial, Nadal necesitaba dos bazas: ganar primero a Tsitsipas, ya clasificado gracias a sus dos victorias, y que luego el ruso Daniil Medvedev venciese al alemán Alexander Zverev. Pero solo se pudo cumplir la primera parte.

El jugador griego, que ya ganó este año al español en las semifinales del Masters 1000 de Madrid, aunque cedió en esa misma ronda del Open de Australia y Roma, no dio jamás el partido por perdido contra Nadal.

Tsitsipas posee todo para augurar un gran futuro. Tiene 21 años, un gran físico con 193 centímetros, potencia en el saque (11 directos este viernes), gran revés a una mano, formidable palanca en su derecha, y determinación. Ingredientes que le han llevado este año a disputar el torneo como aspirante a maestro, por primera vez, gracias a una temporada muy completa.

En ella se ha hecho con dos de sus tres títulos, en Marsella y Estoril y ha disputado tres finales más: Dubai, Masters 1000 de Madrid y Pekín, además de cinco semifinales, entre ellas la del Open de Australia. En total ha ganado 53 partidos y ha encajado 24 derrotas.

La pista dura y la cubierta han sido su gran baluarte, con 35 victorias en la primera y 13 en la segunda. Entrenado por el francés Patrick Mouratoglou, la figura del griego se proyecta al mismo nivel que la del ruso Medvedev, cuarto del mundo y también debutante en Londres, y por encima del italiano Matteo Berrettini, octavo, los tres nuevos aspirantes.

Pero esta vez ante Nadal, primó la experiencia frente al empuje arrollador de su juventud. El de Manacor, que protagonizó una gran remontada ante Medvedev (perdía 5-1 en el tercero tras salvar una bola de partido y ganó), detuvo al final el juego agresivo del ateniense, con pólvora en cada uno de sus golpes.

El primer set, definido en 58 minutos, estuvo plagado de errores por ambos bandos. Quince de Nadal y 13 de Stefanos, que aprovechó su mejor saque (cinco directos) y un despiste del de Manacor para hacerse con la manga en el desempate.

El número uno del mundo persiguió la rotura durante todo el segundo set. Fracasó en convertir sus tres primeras ocasiones, pero en el noveno logró su objetivo, y ya muy suelto sentenció a continuación con su servicio.

Clave de esta manga, fue que Nadal redujo sus errores a seis por diez de su rival, y que el griego no pudo imponer su velocidad, mientras que el español supo variar los ritmos mejor.

Era cuestión de tiempo que el español tomara el mando y dominara en la pista azul del O2 repleta de aficionados en las gradas, donde los gritos de ánimo en griego y español se alternaban. Nadal les encendió a todos con su resto cruzado de revés pero no conseguía la rotura en tres ocasiones, y el griego tomaba aire.

Fue en el undécimo juego cuando ante un tiro cruzado de Nadal la volea de Tsitsipas se fue fuera, y llegó la rotura crucial, que el campeón de 19 grandes aprovechó luego para sentenciar a su favor este duelo generacional.