"Lo que más me preocupa es la intensidad", señalaba Zinedine Zidane al término del desastroso estreno en la Liga de Campeones del Real Madrid frente a un Paris Sant Germain que se impuso por 3-0. Un marcador que dejó en evidencia el mal momento del conjunto blanco, cuyo técnico afirmó ver a su equipo "sin la intensidad necesaria a estas alturas de la competición".

Finaliza septiembre y, desde luego, el Real Madrid no ha conseguido dejar atrás las dudas que acompañaron su juego la pasada campaña. De hecho, exhibió más puntos débiles de los que le arrastraron a decir adiós el pasado año en semifinales de la Liga de Campeones dejando claro que necesita reconducir su camino cuanto antes para no cerrar una campaña como la anterior.

La debacle madridista tuvo como principal argumento la fragilidad del conjunto de Zidane. Tres goles en contra y multitud de ocasiones por parte parisina dejan entrever que su zaga no rinde al nivel deseado. Una realidad que ya pudo intuirse en la liga doméstica días antes frente a un Levante que cerca estuvo de empatar en su visita al Bernabéu.

Sin duda, la línea defensiva blanca acapara gran parte de las críticas, incluyendo en ella a un Courtois que perdió el duelo frente a Keylor Navas en el Parque de los Príncipes. El "tico", indiscutible durante la primera y exitosa época de Zidane en el Real Madrid, marchó al PSG en busca de minutos debido a la llegada del meta belga y, ayer, vivió tranquilo viendo a su excompañero sufrir.

Courtois reaccionó tarde en el primer gol de Di Maria y, pese a algunas buenas atajadas, fue el perdedor en el duelo con más morbo de una noche en la que su meta quedó expuesta en múltiples ocasiones. Tanto por la debilidad de su zaga como por la gris actuación del Real Madrid en el resto de sus líneas, siendo evidente también la mala planificación blanca.

Con un centro del campo plagado de lesiones, el Real Madrid solo disponía de Casemiro y Kroos para conformar su medular. Situación que aprovechó el PSG para crear superioridad en la zona ancha y dominar a su rival. Sin más recursos en el banquillo para fortalecer esta línea, ni su defensa contó con respaldo ni su ataque con fluidez para poner en un brete a su rival.

Fruto del problema en la zona ancha, el Real Madrid también se mostró como un conjunto limitado en ataque frente al PSG. Ni siquiera la primera titularidad de Hazard, fichaje estrella, al frente del tridente que debe ilusionar al madridismo supuso un cambio. La apuesta de Zidane por acumular jugadores con gran talento en punta de ataque no hizo que el peligro rondara la meta parisina. Todo lo contrario, las piezas de la ofensiva blanca no conectaron y tanto Hazard como Bale o Benzema apenas recibieron el balón o pudieron armar un ataque cuando llegó a sus pies. De hecho, el partido terminó con cero disparos madridistas a puerta. Un hecho preocupante.

Sin ocasiones de gol, una zaga que pierde los balones divididos y con la sala de máquinas de su juego bajo mínimos, el Real Madrid expuso sus debilidades en París. De las cuales, la más evidente fue su aparente desmotivación bajo las órdenes de un Zidane que sigue sin encontrar soluciones a los problemas de su equipo. Contratiempos de los que otro rival con hambre, el Sevilla, buscará sacar partido este domingo.