Un Zamora terriblemente fallón de cara a gol venció por 1-0 a un Becerril absolutamente inofensivo e incapaz de inquietar la portería de Jon Villanueva. Los de David Movilla optaron por una ofensiva de centros que no le dio resultado, en gran medida por el desacierto de sus delanteros, que cobraron cuatro palos y fallaron multitud de ocasiones frente al guardameta del conjunto palentino.

El inicio del partido, como ya viene siendo habitual en los encuentros que el Zamora disputa en el Ruta de la Plata, comenzó trepidante. Con una presión famélica por parte de Valentín -quien acumula su segunda titularidad de forma continuada- que consiguió pillar desprevenida a la defensa del Becerril, robarles el balón y plantarse en el área rival . El delantero rojiblanco trató de centrar hacia Escudero, quien le acompañaba en la presión, pero el pase fue demasiado fuerte y pasó por encima de la cabeza del ex Arandina. El inicio del equipo de Movilla fue arrollador y en el minuto 4 llegó la segunda ocasión local: Escudero, hiperactivo durante este rush inicial, recortó en la frontal, se perfiló para su pierna buena y lanzó un poderoso zurdazo que obligó a Sevi, meta visitante, a sacar una pelota que se hubiera colado por el palo derecho de la meta visitante.

El Zamora se dispuso sobre el campo con un esquema de 4-2-3-1. Carlos Ramos y Juanan ocupaban la posición de pivotes en la medular, mientras que Dani Hernández y Guille ocupaban las bandas, Escudero la mediapunta y Valentín de delantero centro. Por su parte, el Becerril atacaba con un dibujo de 4-1-3-2 y en defensa alternaban el 4-4-2 y 5-4-1, con un repliegue muy bajo con la línea medular prácticamente a la altura de la frontal.

Volviendo a lo que ocurría sobre el terreno de juego, el Zamora CF volcaba su juego por bandas, con Dani Hernández y, sobre todo Guille Perero como protagonistas principales en los primeros 20 minutos. El Becerril acumulaba muchos jugadores en su área, pero no por ello conseguían evitar que los puntas rojiblancos se colaran entre los huecos de su defensa. Valentín lo intentó desde la esquina izquierda del área pequeña en el minuto 18 tras un pase filtrado de Hernández, pero de nuevo estuvo poco preciso y el balón se fue por encima del larguero que defendía el portero del conjunto palentino.

El acoso del cuadro de Movilla era constante. Un Becerril asfixiado, y sin ideas en la salida de balón -de hecho el esférico no les duraba ni dos pases-, aguantó hasta el minuto 21, cuando Dani Hernández ejecutó el que sería el gol del partido. El siete rojiblanco aprovechó un rebote de la defensa morada, de esos que se dice que caen con nieve, para enroscar una preciosa volea que se coló cerca de la escuadra derecha de Sevi. Nada pudo hacer el meta rival ante la maravilla firmada por Dani, que levantó a la afición zamorana de sus asientos.

El conjunto local vivía en la frontal del Becerril. En una de esas, Dani Hernández se cruzó toda la línea del área grande de izquierda a derecha para abrir a Guille, que recortó para descargar en Carlos Ramos, quien incorporándose desde atrás consiguió evitar a la línea de centrales con un toque preciso y plantarse delante de Sevi. Solo el palo frenó al mediocentro rojiblanco.

Pasado el minuto 35 el partido continuaba con un ritmo muy alto, parece que la consigna de Movilla era presentar un primer tiempo muy potente para intentar mellar la “sólida” defensa palentina a la que aludía el vasco en la previa, y que, a decir verdad, no destacó por este adjetivo en su puesta en escena en el Ruta.

Los extremos continuaban siendo los principales canalizadores del juego de ataque rival, pero con Borja Rubiato en el banquillo los centros no encontraban rematador. De hecho, sorprende un tanto que si el objetivo era plantear una ofensiva focalizada en el centro al área -Guille debió de realizar una decena de en los en los primeros 45 minutos- “El Marine” una opción de partida para el técnico vasco. A pesar de ello, las ocasiones no paraban de emanar de las botas de los jugadores del Zamora y la mejor noticia para el Becerril era el 1-0 cuando el electrónico ya reflejaba el minuto 45.

Primera parte de mucha raza, entrega y ocasiones para el Zamora CF. La formación visitante, aculada en tablas durante casi la totalidad del primer tiempo, parecía conformarse con el 1-0, ya que su salida de balón se limitaba a balones en largo hacia Kuko y David, quienes se vieron incapaces de cazar ninguno de los melones que su defensa les mandaba. El cuadro rojiblanco, por su parte, encaraba los vestuarios con la sensación de que habían dejado escapar uno o dos tantos con los que podría haber sentenciado a un Becerril con muy mala pinta; mucho tendrá que mejorar la escuadra palentina si quiere mantenerse en la categoría.

En el reinicio del partido se pudo ver a un Becerril algo más voluntarioso en ataque. Los morados seguían apostando por el pase largo como primera y única baza ofensiva, pero al menos incorporaban más jugadores hacia la portería de Jon Villanueva. A pesar del ímpetu visitante, más movido por las urgencias de la tabla que por una fe ciega en sus posibilidades, la pareja de centrales (Asiel y Piña) se mantuvo inquebrantable y no concedió ni una sola ocasión clara para la delantera morada.

El cuadro de David Movilla supo deshacerse con facilidad del buen inicio del Becerril y en seguida gozó de dos ocasiones muy claras. Primero Escudero, con un disparo al palo, y luego Valentín, tras recoger dicho rebote en el área pequeña, falló inexplicablemente un gol que la grada ya cantaba; el nueve rojiblanco, a tan solo un metro del cancerbero palentino, optó por regalarle un pase a los guantes en lugar de finalizar como se espera de un ariete como él.

Tan solo unos minutos después, cuando el electrónico reflejaba el minuto 55, Carlos Ramos probó suerte desde la frontal y su lanzamiento se topó con la cruceta del Becerril. El Zamora estaba negado de cara a puerta a pesar de su producción ofensiva no parecía tener fin. De hecho, Valentín volvía a plantarse delante del portero tan solo tres minutos después del golpeo de Ramos, pero de nuevo el fichaje volvió a tirar al muñeco. En la siguiente jugada Movilla lo sustituiría por el canterano Zotes.

La formación rojiblanca estaba volcada en ataque, pero un día más la pólvora de sus atacantes volvía a estar mojada, y eso provocaba que al Becerril se le presentase un contrataque más que factible. Pero solo eso, solo se le presentaba, porque la escuadra palentina no atinaba a salir ni con todo a favor. Asiel y Piña dieron un clínic de cómo realizar un repliegue defensivo y no concedieron ni un solo hueco a los desaparecidos delanteros palentinos. Es más, corría el minuto 70 de partido y no se recordaba una sola parada de Jon Villanueva, espectador de lujo de este coitus interruptus que estaba siendo el partido del Zamora .

Corría el reloj, el marcador se mantenía con un solitario gol a favor del Zamora, los cuatro palos comenzaban a pesar en el imaginario de los rojiblancos y la grada se preguntaba que hacía Rubiato todavía calentando en la banda. Quizás Movilla escuchó el runrún de las gradas y decidió dar entrada a “El marine”, que entro sustituyendo a Escudero a falta de 12 minutos para el final; la hinchada ovacionó el cambio.

El Zamora volvería a disponer de una nueva ocasión clara en una internada de Carlos Ramos en el área. El diez rojiblanco ejecutó un disparo centrado y de nuevo los puños de Sevi resultaron providenciales. Rubiato intentó cazar el rebote, pero la cercanía del central le impidió rematar con solvencia. Lo del Zamora con el gol parecía una maldición divina.

Los últimos minutos del partido fueron un tanto caóticos. El conjunto de Movilla estaba excesivamente nervioso, consciente de que había dejado escapar demasiadas ocasiones y que en cualquier momento eso podría penalizarles con un empate que hubiera sido el súmmun de la injusticia.

El árbitro pito el final con 1-0. Tres puntos y la sensación de que un rival muy débil se va vivo del Ruta de la Plata, cuya afición podría haber visto una goleada de las que hacen historia si los delanteros locales hubieran afinado su punto de mira.