El Balonmano Zamora continúa siendo imbatible en su cancha. El fortín del Ángel Nieto volvió a aupar a los de Leo Álvarez hacia una nueva victoria, en este caso la primera de la temporada en el debut pistacho en la División de Honor Plata. Amenabar Zarautz puso contra las cuerdas a "Los Guerreros de Viriato", pero la formación local supo responder y vencer por 29-26.

El partido dejó algunas sorpresas -el nuevo rol defensivo del central Octavio- y ciertas pistas: la preponderancia de los veteranos frente a los nuevos fichajes, que, a excepción del portero Ignasi Admella, se aventura muy poca participación para los nuevos.

Comenzaron mandando las defensas, tanto la formación local como el Amenabar Zarautz encontraron muchas dificultades en sus respectivos ataques posicionales. Sería Ramiro el encargado de inaugurar el marcador para los pistachos en esta liga 2019/2020, y lo haría con una jugada más que conocida para el Ángel Nieto: transición veloz de Octavio, apertura a banda y el cañonero argentino que mantiene el buen tono con el que finalizó la pasada campaña.

Uno de los protagonistas de este primer gol, el comandante en jefe Octavio Magadán, sería una de las principales novedades de este nuevo Rutas del Vino Balonmano Zamora. El veterano central, que el pasado año solo pisaba el parqué durante las situaciones de ataque, ocupó un papel preponderante en tareas de repliegue protegiendo la zona del extremo izquierdo rival. A pesar de este nuevo rol más exigente, el leonés no se vio lastrado físicamente y sumaba cuatro tantos en tan solo doce minutos de juego.

El entrenador del conjunto guipuzcoano se vio obligado a pedir tiempo muerto para intentar frenar la sangría, ya que el Balonmano Zamora vencía por 6-3 y ni siquiera la veteranía y dulce mano de Iraeta parecía poder voltear la situación. Por el momento, la raza de Olaizola y Beristain mantenían en el encuentro a los blanquinegros, que iban y venían en el marcador como un bumerán.

Contaba el minuto quince de partido y Álvarez incluyó varios cambios en su plantel. Jortos, Dalmau y Jaime Gallego reforzaron la línea interior. Ambos conjuntos se quedaron sin un jugador cuando el electrónico marcaba el 10-8. El Rutas del Vino carburaba en el ataque posicional, dirigido por Octavio Magadán, pero no conseguía frenar los latigazos lejanos de los de Amenabar. A diez minutos del final de la primera mitad el Zarautz conseguía igualar la contienda y Álvarez y su asistente se desgañitaban desde la banda para ajustar los desequilibrios defensivos. Jaime Gallego, el benjamín del grupo con tan solo 17 años de edad, focalizó gran parte de dichas indicaciones. El cuadro de Viriato no va sobrado de pivotes y necesita que el joven madrileño apure su periodo de adaptación.

Leo Álvarez optó por cambiar los porteros y darle entrada a Felipe Barrientos y, lo cierto, es que el internacional chileno mejoró el despliegue de Admella durante los primeros minutos, al que se le vio algo frustrado tras unos goles que no consiguió evitar por milímetros.

El partido llegó al descanso con empate a quince tras unos imponentes últimos cinco minutos del Amenabar Zarautz, cuyos jugadores supieron reponerse de un inicio de partido dubitativo y sacar partido de sus primeras líneas, especialmente de Xabat Olaizola, que finalizó al primera parte con un total de cuatro dianas. Por parte del Rutas del Vino, cabe destacar al ya nombrado Octavio, sin duda el mejor de los locales, y un Ramiro crucial desde los siete metros se marchó a los vestuarios con cuatro tantos en su haber.

La segunda mitad comenzó con todo igual, un Amenabar fortísimo en defensa, a la par que muy efectivo en defensa, mientras que "Los Guerreros de Viriato" sufrían al no poder correr y sus ataques posicionales adolecían sin Octavio, sustituido en los primeros minutos de esta parte por Raúl Maide. Afortunadamente para los pistachos, Felipe Barrientos estaba enchufadísimo e impidió que los guipuzcoanos abrieran más ventaja. 18-18 y todavía un mundo por jugar.

Amenabar no es un equipo espectacular, ni especialmente excelso, pero qué cara vende su derrota siempre. Por su parte, el Balonmano Zamora continúa dependiendo mucho de poder implementar un juego de contínuos contrataques; la ausencia de más efectivos en el pivote hace que si la formación pistacho no saca más rendimientos de sus transiciones (Cubillas falló dos mano a mano clarísimos ante el portero rival) sufra en exceso y dependa en demasía de la inspiración de su cancerbero (algo que en el partido ante Amenabar, afortunadamente para los de casa, sí ocurrió).

Y si antes se detalla la escasez de pivotes de los que dispone Leo Álvarez, antes Gastón Mouriño saca su raza a pasear y se abre hueco en la defensa blanquinegra para firmar tres espectaculares dianas. Quién quiere profundidad de banquillo cuando tienes un buldócer argentino. El Balonmano Zamora despertaba en los minutos de la verdad y ponía tierra de por medio con un 25-21 a doce minutos del final.

El cansancio físico empezó a notarse, no hay que olvidar que los equipos todavía están finiquitando su puesta a punto, y el menor uso del banquillo por parte del entrenador visitante le pasó factura a sus jugadores. Con las ideas menos frescas, los contrataques tomaron protagonismo y los pistachos sacaron ventaja de este contexto.

A pesar de que la coyuntura física le sonrió a los de Leo Álvarez, la escuadra de Amenabar Zarautz no perdió la cara al partido en ningún momento y peleó hasta el final, obligando a los pistacho a esmerarse al 100% para lograr la primera victoria de la temporada. Una campaña en la que los puestos de play-off estarán más caros que nunca, como quedó patente en este primer choque. 29-26 y los primeros dos puntos se quedan en Zamora.