Ni el ascenso se consiguió al vencer por un contundente 3-0 a la Segoviana en la primera jornada de Liga, ni al Zamora se le complica la liga tras haber empatado a uno en casa del Burgos Promesas el pasado sábado. Si bien es cierto que el funcionamiento del fútbol y los estados de ánimo que suscita -hoy ganas y eres el mejor, mañana pierdes y hay que desmantelar el club- no se pueden cambiar (y quizás no se deba, pues seguramente la magia del este deporte resida en esa actitud desquiciada ante los resultados de tu equipo), no se puede olvidar a qué altura del curso nos encontramos: segunda jornada y cuatro puntos en la clasificación.

La decepción dimanada del empate ante el Burgos Promesas da buena cuenta del nivel de exigencia que se le impone al Zamora esta temporada. El proyecto, y sobre todo el nivel mostrado durante la pasada campaña, lo reclama. Sin embargo, un exceso de celo en dicha exigencia puede ser un arma de doble filo. Es decir, la formación rojiblanca puede y debe conseguir ese ansiado ascenso a Tercera División, pero el camino hasta ese objetivo final no va a estar sembrado de rosas.

La Tercera División es una categoría complicada, donde los equipos aprovechan los partidos de locales (campos pequeños, césped irregular, presión de la hinchada) para sacar réditos en forma de marcadores cortos. El Zamora CF es muy superior a la mayoría de los rivales del grupo VIII, pero las salidas no van a contarse por goleadas como ocurrió la pasada temporada cuando equipos de la parte baja acudían al Ruta de la Plata.

En el encuentro ante el Burgos Promesas el Zamora CF dejó escapar dos puntos por una situación inesperada: Jon Villanueva se introdujo un balón en su propia portería con un error impropio del cancerbero rojiblanco, crucial durante el primer partido de liga y en toda la pasada campaña. Si bien es cierto que estas pueden ser las explicaciones a las que se aferre la escuadra para justificar este inopinado tropiezo, es de justicia destacar que el Zamora también dejó en el debe una cuestión fundamental: el gol.

Los hombres de David Movilla llevaron las riendas del encuentro, especialmente en la segunda parte, pero no consiguieron materializar su superioridad en un flujo de ocasiones que propiciaran que el gol no dependiera de un fallo del rival (como así sucedió) o una genialidad de sus atacantes. Será por tanto tarea del técnico vasco ser capaz de trasladar la productividad vista en el Ruta de la Plata ante la Segoviana a los campos castellanoleoneses.

Los rojiblancos intentarán desquitarse la próxima jornada con el Real Burgos, que acudirá al estadio zamorano el próximo sábado a las 20.00 horas. Los burgaleses han comenzado dubitativos la liga y solamente suman un punto de seis posibles.

Los candidatos se perfilan

Por otro lado, los candidatos a pelear por los puestos de play-off comienzan a perfilarse. Santa Marta, Astorga y Salamanca B se sitúan colíderes con seis puntos cada uno. Inmediatamente por debajo podemos encontrar a Zamora, Numancia y Tordesillas empatados a cuatro puntos. Los cuatro tantos que suma la formación de David Movilla le sirven para posicionarse en cuarto lugar.

La Segoviana, que recibía en casa al Mirandés B, arrolló al conjunto burgalés 3-1, anotando todos sus goles. Los de la Gimnástica querrán seguir sumando buenas sensaciones en la próxima jornada, en la que viajan hasta León para jugar contra la Virgen del Camino.