Nadie esperaba que en una prueba lúdica y que no puntúa para ninguna competición federada se pudiera producir un desencuentro como el que ayer se vivió en la arena de la playa de Viquiella. Reproches, acusaciones, sanciones y alguna palabra más alta que otra volaron en el paraje sanabrés. ¿El motivo? El desenlace de la prueba de 3.000 metros de distancia.

El reloj marcaba los 37 minutos y 9 segundos cuando Miguel Rodríguez, del club Natación Zamora, cruzaba la línea de meta y se proclamaba campeón de la prueba de 3.000 metros. El nadador había ejecutado una prueba impecable y había superado por varios minutos a sus rivales inmediatos. En segunda posición salía del agua Pelayo González, quien también conseguía una amplía ventaja respecto a sus inmediatos perseguidores.

Con Jan Antolín, tercero en discordia, se cumplimentaba el podio de los 3.000 masculinos.

Tras unos minutos de impás, la mesa que regulaba los tiempos comenzó a sumar nadadores a su alrededor. Algo no cuadraba en las listas de la competición.

Pronto, la organización recibió el chivatazo -amén de las quejas de los participantes- de que los dos primeros nadadores en cruzar la línea de meta se habían saltado el paso por la boya número 5, acortando desde la 4 hasta la 6 y encarando la recta de meta. Protección Civil, piragüistas de la organización y comisarios en la playa certificaban las acusaciones de los nadadores.

La delegada provincial de Natación se vio obligada a mediar cuando las cosas se tensaron entre el primer clasificado y el cuarto. El segundo también negaba los reproches de los participantes.

Finalmente, tras algunas desavenencias fuera de tono, la organización sancionó con varios minutos a Rodríguez y Pelayo. La decisión hizo que el podio acabara conformado por Jan Antolín, Asier Pérez y Miguel Rodríguez.