En su puesta de largo como local el Real Madrid volvió a las andadas, al retorno al pasado más reciente, el que le marginó de los éxitos y le sumió en una de las temporadas más críticas de su historia, tras dejarse dos puntos en la visita del Valladolid (1-1).

Le bastó con poco al conjunto pucelano para dar con el premio en Madrid ante un rival al que le falta pegada, verticalidad y al que aún le tiemblan las piernas ante el mínimo contratiempo.

Tuvo el partido ganado, con el gol de Benzema a ocho del cierre. Pero no lo supo gestionar y fue víctima de sus errores individuales. Sergi Guardiola devolvió los fantasmas al Bernabeu.

Y eso que Zinedine Zidane cargó de alicientes la puesta en escena del equipo en su estadio tras la alentadora pinta de Vigo. Desprovisto en su citación de los refuerzos incorporados por el club, el preparador francés acentuó su apuesta en la vieja guardia y en poner en el escaparate a los "indultados" Bale y James Rodríguez. Ambos fueron parte de un equipo en el que sobresalió un motivado Isco en la primera mitad.

El Valladolid, se sostuvo simplemente con orden. Líneas juntas y trabajo ante un rival acomodado con la pelota pero lento en la transición. Isco, James, Kroos y Benzema aseguran el control pero no la verticalidad, como quedó claro antes del descanso con una única ocasión clara de James.

El partido se abrió en la segunda mitad y las llegadas del conjunto pucelano frecuentaron, aventurando problemas para un Real Madrid que buscó cambiar su actuación con la entrada de Jovic y Vinicius pero que cayó de nuevo en las prisas y los nerviosismos con todo a favor en el tramo final.