-Con perspectiva, ¿le cambia mucho la visión de lo que pasó el domingo?

-No, pero desde que terminó la final, entre una cosa y otra, tuve que pasar el control, atendí a los medios, vine al hotel a cambiarme en dos minutos y me fui a la cena, atendiendo a la gente, cercana y no cercana. De la cena me fui directo a la cama, me he levantado y aquí estoy. Estoy muy contento de lo conseguido y con ganas de desconectar un poquito.

-Perderse un poquito.

-Perderme no sé. El mar creo que no está en las mejores condiciones por lo que voy a hacer otras cosas.

-Se habla mucho entre los técnicos y expertos de su evolución, de cómo juega los puntos con el revés, jugando los puntos más dentro de la línea. ¿Cómo valora estos cambios en su juego?

-No creo que el cambio sea producto de un día o de un año. Creo que es una evolución lógica que he tenido que hacer todos estos años porque, como he dicho otras veces, las piernas no son las mismas que en 2005, con lo cual tienes que suplir cosas que vas dejando en el camino, añadiendo otras. Y a nivel de posición, de entendimiento del juego, suples otras cosas que vas dejando por el camino. Es la única forma de seguir siendo competitivo. Tanto Federer, como Djokovic y yo, si seguimos después de tantos años es porque todos hemos tenido la ilusión y determinación a seguir estando donde estamos y para que eso ocurra tenemos que evolucionar. En tierra juego diferente, pero la esencia básica no la he perdido. Con el revés construyo mucho más, pierdo menos pista y tengo un esquema de juego diferente. En rápida sí que ha cambiado.

-¿Qué le ha supuesto más dificultad en estos cambios?

-No es un cambio radical, son pequeños cambios que vas haciendo todos los años. Es un proceso lento pero también lógico que uno tiene que hacer. Todo se resume en buscar soluciones para seguir siendo competitivo.

-Los dos últimos años estaba apuntado al torneo de hierba de Queen's. Este va directamente a Wimbledon. ¿Fisicamente cómo ha acabado el torneo?

-Bien, pero vengo de disputar más torneos de tierra. Es verdad que he caido en semifinales en tres torneos pero son solo tres partidos menos. Estoy cansado, pero muy feliz y satisfecho de la evolución que he tenido toda esta temporada. Decidimos no apuntarnos a Queen's porque en los dos últimos años gané y decidí no jugar. Si al final cambiaba de opinión supongo que me habrían invitado. En hierba el año pasado luché por el título y me sentí con opciones de luchar por todo sin jugar ningún torneo previo.

-Doce títulos en París de quince posibles y 93 victorias en 95 partidos. ¿Qué le dicen estas cifras?

-Lo que te pueden decir a tí. Es una de las cosas especiales que han ocurrido en el deporte y yo soy parte de ello. Lo vivo desde el día a día y la normalidad.

-Cuando en Barcelona dijo que estaba en un proceso de ir subiendo escalones. ¿En algún momento se planteó parar?

-Estoy cansado de tener dolor, no solo jugando al tenis. Estar siempre con dolor es cansado y necesito parar con esa línea de dolor que he tenido en estos últimos 18 meses. Algunas cosas las sabéis, otras no. No hay prácticamente ningún torneo que no me haya pasado algo. Esta es una realidad, y uno se cansa de jugar con más dolores de la cuenta y con soluciones momentáneas que a la larga uno no puede continar de esta manera. En la primera ronda de Barcelona fue mi momento más bajo, perdí con Thiem pero jugué un buen partido. Empecé de muy abajo pero cada día y cada semana ha ido mejor y se ha conseguido con una actitud y voluntad positiva, sin quejas, sin lamentos tras las derrotas.

-¿Con todas estas cosas que le han pasado puede condicionar lo que queda de temporada?

-Hace mucho tiempo que me condiciona. No es nada nuevo. El año pasado jugué nueve torneos. La gente se acuerda de mí jugando jugando y jugando y hace años que esto ha dejado de existir. Mi calendario está más seleccionado, enfocando al físico para alargar lo máximo posible mi carrera. Aún así, han ocurrido más problemas de lo que hubiera deseado, pero aquí estamos por suerte.

-¿Cómo ha vivido este bajón comparado con sus problemas físicos en 2005?

-Es una historia completamente diferente. En 2005 las perspectivas de mi lesión en el pie eran malas porque veían complicado que pudiera seguir compitiendo a este nivel. Tenía 19 años y era una perspectiva nueva para mí, era el 2 del mundo, empezaba mi carrera y que te digan que a lo mejor no puedes continuar es muy duro. Ahora tengo una carrera mejor de lo que hubiera soñado y estoy agradecido a la vida de todo lo que me ha dado estos años en mi carrera deportiva. Esto no significa que no tenga dolores. Cuando estás en casa y te duele una muela mucho tiempo te fastidia. Cuando te duele más tiempo de la cuenta estás mal. Y cuando estás en casa y te duele la mano, la rodilla, la operación del pie a final de año cuando intenté volver, son cosas que te van inhabilitando no solo en tu vida profesional, sino personal, el hacer cosas que te hacen feliz.

-¿Se siente más fuerte que nunca en tierra, como invencible?

-Este año me han vencido tres veces. En París me he sentido cómodo, preparado, pero hay algún año que me he sentido, no más invencible, pero sí más seguro aún porque llegaba con un bagaje más positivo que este año. Este año me sentía realmente bien y con la sensación de que podía competir. Después, ganar o no ganar, las cosas pasan y se pueden complicar en cualquier momento. Pero estaba preparado.

-Es portada en todos los periódicos, que destacan su profesionalidad y su capacidad para transformarse. ¿Le abruman tantos elogios?

-La verdad es que no. Agradezco todos los elogios. Soy una persona de una emoción contenida tanto cuando las cosas van muy mal como cuando van bien, pero emocionalmente soy una persona bastante estable. Y eso me ayuda a soportar las dos cosas, los elogios como las críticas.

-¿Roland Garros no será lo mismo con el techo retráctil?

-Lo que pueda pasar no lo sé. Jugar en tierra de noche no me gusta. Es una sensación rara porque no estamos acostumbrados, pero es una evolución necesaria para el tenis y los espectadores. Por lo tanto estoy feliz y agradezco a Roland Garros y a la Federación Francesa la inversión que hace en beneficio del deporte. Pero Roland Garros será siempre Roland Garros, con techo o sin techo.

-¿Cuánto tiempo necesita para desconectar? ¿Necesita el tenis?

-No. Siempre he dicho que mi vida va mucho más allá del tenis. Ha sido y es una parte importante de mi vida, pero no lo único ni lo principal. Hay muchas cosas que me hacen feliz en esta vida, entre ellas pasar el tiempo con las personas que quiero. Y a nivel de desconectar, hay tiempo entre Roland Garros y Wimbledon y ahora las perspetivas son direrentes, pero me he de preparar a conciencia para lo que viene y competir con posibilidades.

-En este momento de bajón que tuvo, en el que incluso se planteó parar...

-Parar un rato, no retirarme.

-¿Le cogió un poco de manía al tenis?

-No. Sería totalmente desagradecido y muy injusto si dijera eso. Es un tema personal de estar cansado de tener problemas que me han quitado la opción no solo de competir, sino de disfrutar de entrenar. Me gusta entrenar, me gusta hacer deporte, y no podía con un dolor con el que pudiera desarrollar la actividad sin sufrir. Estaba cansado de eso. Nada más. Y cuando eso ocurre más de la cuenta, la cabeza tiene un bajón. Mi idea era parar un espacio de tiempo no muy largo, medio, e intentar regenerarme.

-¿Cómo replicaría a esa imagen que tiene tan bien ganada?

-Tengos muchos defectos. Si hubieras subido a mi habitación hace una semana te hubieras asustado. Soy una persona aplicada, pero no ordenada en general. Tengo también mis defectos, como todo el mundo. Pero dentro de lo que cabe, tengo una de las cosas que es de las más importantes para ser feliz, tener gente al lado, un buen entorno que me llena. Eso es lo más importante. Esa es la mejor virtud que tengo, tener gente al lado buena.

-¿Qué supone Carlos Moyá para usted, más amigo que entrenador?

-Aparte de ser entrenador, es compañero mío desde hace muchísimos años. No porque mi tío sea mi entrenador lo dejo de ver como mi tío y a Carlos como mi amigo. No es una relación solo profesional. Mi relación con él es personal desde hace mucho tiempo. Hace de amigo cuando tiene que ser amigo y de entrenador cuando tiene que hacerlo.

-¿Cuál es el margen de influencia de un entrenador? ¿Qué puede aportar a estas alturas de su carrera?

-Carlos, en su momento, cuando entró, fue una buena ayuda. Cuando llegó ya había recuperado mi nivel. En 2016 estaba preparado para ganar aquí, pero me rompí la muñeca. Y Carlos supuso aire fresco para mí, con una forma diferente de entrenar. Es una persona ordenada, que en muchos sentidos te facilita el día a día, y para mí, a estas alturas de mi carrera, supone mucho. Aparte de que es un apasionado del tenis y conoce muy bien a todos los rivales y a mí.

-Ahora vienen las dos giras más complicadas para usted por las articulaciones de las rodillas. ¿Las afronta con miedo o con respeto?

-Con miedo no, porque si afrontara las cosas con miedo no podría. No puedo jugar al tenis pensando que me ocurrirá algo, sino en el rival. Luego si ocurren, pues ocurren. No es una gira en sí, es un torneo.

-Luego viene la gira americana.

-Después veremos lo que ocurre. Mi calendario se va adaptando a mis necesidades en cada momento. Es totalmente variable y moldeable.

-¿Sorprendería saber cuántas veces se hace una resonancia, las que pasa por un tratamiento médico? ¿Son esas cosas que no sabemos?

-Sí, es mejor que no especifique. Es complicado. Tampoco me gusta mucho repetir todo lo que me va pasando porque al final quedas como un mártir y me considero un afortunado de la vida por todo lo que me ha pasado. Pero sí, desgraciadamente me he tenido que meter muchísimas veces en el tubo en mi carrera, y la verdad es que no me gusta nada.

-¿De sus 93 victorias en Roland Garros cuál considera la más difícil de todas? ¿Ante Djokovic en las semifinales de 2017 a cinco sets?

-Puede ser. Sí. ¿93 llevo? Sí, fue el partido en el que más cerca estuve de perder.

-¿Se acuerda de todas?

-Ahora no. Por ejemplo, ayer, antes de la final estuve cinco minutos pensando contra quién había jugado en cuartos de final. No te acuerdas de todas, pero de las más importantes sí.

-¿Tenía alguna preferencia entre Djokovic o Thiem como rival para la final?

-(Duda). La verdad es que no lo tenía claro a nivel tenístico. Miraba la semifinal, lo poco que la pude ver, y no lo tenía claro porque son dos estilos diferentes, difíciles, los que más en esta superficie, pero sabía que iba a ser muy difícil contra cualquiera de los dos.