La ciudad de Zamora se tiñó ayer de rojiblanco para afrontar el primer partido de los play-off de ascenso a Segunda División B. Desde primera hora de la mañana se pudo presenciar a viandantes ataviados con la elástica con los colores del club de la capital del Duero. Muchos vecinos, incluso, se acercaron a sus colegios electorales para emitir su voto luciendo el escudo del Zamora CF.

El conjunto dirigido por David Movilla realizó un llamamiento a la hinchada rojiblanca y los zamoranos no dudaron en acudir raudos al respaldo del club de sus amores. El testigo fue recogido por la grada de animación ubicada en el fondo sur y por la Peña Terror Romanorum y Vacceos, que se encargaron se citar a todos los aficionados en la Plaza Mayor para realizar una rúa hasta el Ruta de la Plata y recibir a los jugadores a su entrada al estadio.

En torno a las 16.30 horas el ágora central de la capital fue llenándose poco a poco con multitud de personas, en su mayoría adolescentes y jóvenes, vestidas con la zamarra rojiblanca y portando banderolas con la enseña de la ciudad y del club. La hinchada llevaba consigo, abriendo la comitiva, una pancarta que rezaba "Rumbo hacia 2ªB". Poco a poco los aficionados comenzaron a animarse y los cantos no tardaron en empezar a resonar por toda la plaza. La presencia de la charanga catalizó los cánticos. Como no podía ser de otra manera, el tarareo de la marcha fúnebre de Thalberg -un clásico en todas las celebraciones zamoranas- no pudo faltar.

Los himnos vociferados por los incondicionales rojiblancos no tardaron en ser respondidos por los seguidores del Haro Deportivo, que en menor número -pero no por ello menos escandalosos- también se encontraban en la Plaza Mayor de la urbe. Ambas hinchadas, juntas pero no mezcladas, mantuvieron una rivalidad respetuosa en todo momento.

Pasadas las 17.00 horas, la marea rojibanca puso dirección al Ruta de la Plata bajando por la calle Balborraz.

Ya en las inmediaciones del estadio municipal, la procesión de aficionados se colocó frente a los vestuarios para recibir a los jugadores de David Movilla y silbar a los hombres del Haro.

Los futbolistas del Zamora CF llegaron individualmente con sus coches bajo los vítores de la marea rojiblanca. Sergio García, que se perdió el encuentro por una lesión en el hombro, entró absolutamente aclamado por la afición. Dani Hernández, otro de los canteranos, se mostró extático con el recibimiento que le brindó la hinchada, que no claudicó ante el inclemente sol, que pegaba con fuerza durante la recepción de los locales.

Ya en el interior del campo, los fieles del Zamora CF exhibiron tres "tifos" en los dos fondos y en uno de los laterales: dos banderas, del club y de la ciudad, y un tifo que aludía al ascenso a Segunda División B logrado en 1999.