Fernando Alonso, que el sábado ganó, junto al suizo Sebastien Buemi y el japonés Kazuki Nakajima, las Seis Horas de Spa-Francorchamps, la penúltima prueba del Mundial de Resistencia -que dejaron casi resuelto, a bordo del Toyota TS050 Hybrid número 8-, ya apunta a su gran objetivo del año, las 500 Millas de Indianápolis (EEUU).

Un triunfo en la mítica 'Brickyard' de Indiana, en la que rodará con un McLaren-Chevrolet, le haría acreedor -tras haber ganado (dos veces) el Gran Premio de Mónaco de F1 y las 24 Horas de Le Mans- a la 'Triple Corona'; gesta sólo lograda hasta la fecha por el inglés Graham Hill, fallecido en 1975, en accidente de avioneta, a los 46 años. Sin embargo, ese galardón es, en realidad, cuádruple; al haberse anotado también, en enero, las 24 Horas de Daytona (EEUU).

A Alonso, que con sus compañeros aumentó a 31 puntos su ventaja sobre el otro Toyota -el del argentino José María 'Pechito' López, el nipón Kamui Kobayashi y el inglés Mike Conway, sextos en Spa, donde sufrieron una avería que les hizo perder once minutos-, le bastaría ser séptimo en la última prueba de la 'Súper-temporada' 2018-19, las 24 Horas de Le Mans, para entrar en el historial del WEC.

Un campeonato en el que, con las cuatro victorias logradas este curso, el doble campeón mundial asturiano de F1 y sus colegas aseguraron en la pista de las Ardenas -uno de los 'monumentos' del automovilismo europeo-, el título de constructores.

Después de imponerse, con un Cadillac del equipo Wayne Taylor Racing, en Daytona -una carrera que pertenece a otro campeonato, el IMSA-, Alonso entró en el exclusivo club de los que han ganado las dos grandes pruebas de 24 horas del mundo: la europea y la americana.

Y antes de ganar en Spa, el genio astur también sumó otro triunfo, en marzo, en las 1.000 Millas de Sebring (al igual que Daytona, en Florida, EEUU). Motivo que le llevó a declarar a Efe el sábado en Bélgica que "2019 está siendo un año perfecto" para él, con pleno de victorias en las tres pruebas disputadas.

Tras repetir el triunfo que logró hace justo un año, en su debut en el WEC, Alonso hizo noche en Lieja, desde donde a primerísima hora de este domingo tomó un vuelo hasta su Asturias natal. Donde pasará el Día de la Madre con la suya, Ana María.

Aprovechando la coyuntura, disputará, en su circuito, otra prueba de resistencia, también de seis horas, pero de 'kárting', formando equipo con Pedro de la Rosa, Ángel Burgueño y Alberto Fernández, según explicó a la prensa internacional tras ganar la muy loca carrera belga, en la que diluvió, granizó, nevó e hizo sol.

Tras descansar unos días, volará a Indianápolis, donde se centrará en perfilar su preparación para las 500 Millas, el próximo día 26, en busca de esa 'Triple Corona' que, por lo antes reseñado, se puede considerar 'Cuádruple'.

Después, en su afán por convertirse "en el piloto más completo del mundo" -del que dejó constancia este fin de semana, en uno de sus encuentros con los medios en Spa-, intentará, en Le Mans, seguir ampliando su extensa colección de trofeos. Que incluyen, entre otros, los dos Mundiales y las 32 victorias que celebró, a lo largo de toda su historia, España en la Fórmula Uno. La categoría reina: que abandonó después de 2018, sin cerrar del todo la puerta.

A sabiendas que no disputará la próxima edición del WEC, algo que anunció el pasado miércoles, Alonso valorará, después de Le Mans, cómo afrontará su futuro deportivo. Y si decide o no (mirando siempre de reojo esa puerta no del todo cerrada) embarcarse en la no poco arriesgada aventura de disputar el Rally Dakar, que a partir del año próximo tendrá lugar en Arabia Saudí.