El zamorano Cristian Escribano logró una nueva victoria ayer en el XXI CEAX Ciutat de Lleida, trofeo correspondiente a la segunda jornada del Campeonato de España de Autocross (División II). El piloto local obtuvo un nuevo triunfo -ya cruzó la línea de meta en primer lugar en Motorland Aragón- y continúa al frente de la clasificación nacional. El Citroën Saxo VTS de Escribano consiguió imponerse en una carrera en la que los accidentes fueron los verdaderos protagonistas. De hecho, Julio Sotelo -el otro piloto del Club Automovil Zamora- estuvo implicado en uno de los incidentes que obligó al juez de carrera a sacar bandera roja e interrumpir la carrera.

Lo visto en tierras catalanas en la final de la División II se asemejó más a un espectáculo circense que a una carrera profesional. Si bien es cierto que en la modalidad de Autocross los toques, accidentes y abandonos están a la orden del día, lo que ocurrió ayer en el Circuit de Lleida fue una versión cutre del camarote de los hermanos Marx. Todo comenzó con una emocionantísima salida que dejó a Joan Salichs en primer lugar, seguido por un Cristian Escribano que ejecutó una maniobra kamikaze para pasar del cuarto al segundo puesto en la vuelta tres. Y hasta ahí, luego un incidente en el que se vieron involucrados tres pilotos: Joan Serrat, que "trompeó" e hizo chocar a Sotelo y Óscar Casado.

Bandera roja. Casado es remolcado y empieza el calvario del piloto zamorano. El coche continúa circulando, pero se hace evidente una fuerte abolladura que parece afectara la parte frontal del Citroën de Sotelo. Al bajar del coche Sotelo descubre la gravedad del accidente, se lleva las manos a la cabeza y hasta se tira al suelo de la desesperación. Con el capó absolutamente levantado y el radiador afectado las opciones del zamorano solo pasan por el abandono. Incluso el propio piloto hace gestos de negación a su staff, ubicado en una de las lomas del circuito.

Los coches restantes (que no son muchos) se dirigen a la parrilla de salida de nuevo, pero entonces aparece en el fondo el llamativo Citroën de Sotelo. El zamorano vuelve a la carga y un operario le señala su posición inicial (quinto lugar). Mas algo no está acorde a ley y de nuevo un par de operarios se acercan a la ventanilla del zamorano, donde se ve al piloto gesticular ostensiblemente. Parece que Sotelo finalmente no podrá competir y este, absolutamente en desacuerdo con la decisión de carrera, sale del coche y se sienta ofuscado en una de las lomas del circuito. Finalmente, este sainete parece llegar a su fin y es que no es que a Sotelo no le permitan competir, sino que le obligan a situarse en último lugar. El campeón local lo acepta a regañadientes y ubica su Saxo en último lugar. A pesar de que el coche se encontraba evidentemente dañado, Sotelo pudo competir ya que el reglamento permite que el piloto pueda arreglar el coche sin ayuda externa; Sotelo realizó un remiendo con unas bridas que le permitió completar una vuelta y, al menos, puntuar algo de cara al nacional. Sin embargo, el reglamento también contempla que el participante que lleve a cabo arreglos en su coche deberá situarse en la última posición de la parrilla.

Volviendo al automovilismo, la carrera no tuvo mucha emoción. Un mérito que se debe en su totalidad al buen hacer de Cristian Escribano, que está haciendo un Campeonato de España impecable. Salichs, uno de los tres pilotos de la primera línea de salida, quiso darle algo de guerra en la primera vuelta, pero pronto claudicó ante la firmeza del otro piloto zamorano, que sin duda está siendo la nota positiva de este nacional.